Cuántas veces hemos escuchado o visto estos actos de servilismo, sobre todo en el sector público, donde casi la mayoría de los empleados, ven el puesto como un botín, trabajan o “grillan” con la finalidad de ascender en el círculo del poder, no del trabajo, su única finalidad es convertirse en millonarios.
No importa el daño que le causen a su Ciudad, Estado o País. Esto es a todos niveles, pues en todos hay dinero, el único requisito es quedar bien con el jefe.Vemos como la nación camina sin rumbo, se hunde en el pantano de la corrupción, siempre anuncian planes, comisiones, institutos que se dicen diseñados para combatirla y casi siempre acaban encubriendo las manos que les dan de comer.
Burócratas que llegan con taparrabos, salen con aviones, terrenos, casas, yates, pero sobretodo con cuentas bancarias multimillonarias; de vivir en unidades habitacionales a mansiones espectaculares.
Se sienten paridos por los dioses, dueños del saber, y con esas alucinaciones gobiernan, con los daños que hemos sido testigos.
Señalo tres patéticos ejemplos: la estatización de la banca en 1982 por un Presidente perdido en sus alucinaciones, que culpa de sus garrafales errores a los banqueros, robándoles sus Instituciones, las cuales casi todas cayeron en manos de vulgares ladrones que se dedicaron a ordeñarlas; las consecuencias de este error las seguimos pagando hasta la fecha, pues hoy casi no hay banca mexicana, es extranjera.
Otro caso es el perdón que por parte de la Función Pública, acaba de recibir el Presidente de la República, su esposa y uno de sus Secretarios, esto por la adquisición de mansiones, de manera preferente a un contratista del gobierno que ha crecido de manera espectacular. Este asunto se convirtió en un escándalo mundial, con consecuencias que todavía no medimos.
Y un último tema, que no por pequeño, es menos importante, la proscripción de las corridas de toros en el Estado de Coahuila. Por una ocurrencia del Ejecutivo, manda una iniciativa al Congreso prohibiéndolas, sin importar las consecuencias, cuando es público que tenía un destinatario particular.
Estos tres patéticos casos son muestra del porqué, el país no sale adelante.
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