Cuántas hijas e hijos en todo el mundo no desearíamos tener a nuestras madres con vida hoy, para demostrarles nuestro amor este Día de la Madre; con un telefonazo, beso, abrazo, una flor, una sonrisa, una caricia, un regalo y cualquier otro gesto; en agradecimiento por habernos dado la vida aún a costa de la de ellas, por querernos antes de conocernos; por anteponer nuestras vidas a la de ellas; por habernos proporcionado todas las atenciones necesarias desde que nacimos y durante toda nuestra vida hasta tenerlas a ellas.
Pero este día de la madre va a ser mucho muy diferente a todos los anteriores en la historia de la humanidad, que a través de los siglos ha padecido pandemias más devastadoras que el coronavirus, que ahorita nos está azotando; pero contra las que no se tomaron las medidas precautorias para no ser sus víctimas; como sí se tomaron ahora con el COVID-19, como son la sana distancia y la no reunión de más de 10 personas; gracias a los avances de la ciencia médica y de la información y comunicación, al instante; que a muchos les impedirá reunirse con sus mamás.
Solo los hijos más temerarios y las madres más aventadas, podrán compartir, aunque sea muy poco tiempo y extremando al máximo sus precauciones, este día de la madre; sin que esto signifique que quienes no hagan eso, no quieran a sus madres.
Pero como todo tiene su historia; recordemos que el día de la madre ya se celebraba en Grecia, cuna de la civilización occidental, en donde se honraba a Reha, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades; en Inglaterra, empezó a celebrarse al finalizar el siglo XV; en Estados Unidos, fue sugerido en 1872; siendo hasta 1908 en que gracias a Jarvis, de Filadelfia, se celebró el segundo domingo de mayo; oficializándose por el Presidente Woodrow Wilson en 1914, en todo el país.
En México, gracias al periodista Rafael Alducin, director del diario “Excélsior”, en 1922, el gobierno decretó el 10 de mayo como Día de la Madre; y desde entonces los mexicanos lo celebramos con mucho amor como uno de los días más importantes del calendario porque festejamos nada más y nada menos que a quien nos trajo al mundo en un acto divino, que es el milagro de la vida; y por lo cual la debemos de querer con todo nuestro amor, viva o muerta o sin verla físicamente como en este día, por culpa del Coronavirus.