Movimientos sociales en diferentes partes del mundo están defendiendo los ríos, proponiendo que su agua no se aprisione en las presas, sino que fluya libremente en su cauce natural para que riegue todo a su paso para aumentar los niveles de los mantos freáticos; mientras que quieren almacenar el agua en las presas para distribuirla lo más racionalmente posible principalmente para tierra de cultivo de toda clase de productos del campo.
El que se esté en favor o en contra de cualquiera de esas dos posturas, depende de diversos factores como zonas desérticas, lugares lluviosos, mucha vegetación, cercanía al mar, profundidad de los mantos freáticos, distancias de las tierras cultivables, etcétera.
En el caso de la Laguna, por ser una zona árida, en el gobierno de Lázaro Cárdenas, se planeó la construcción de una presa almacenadora del agua del Río Nazas, para regar las miles de hectáreas cultivables principalmente en esa época de algodón, al que se le llamó el “oro blanco”, y cuya bonanza atrajo a miles de migrantes nacionales y extranjeros.
A esa presa, que se acabó de construir en 1946, en el gobierno de Manuel Ávila Camacho, éste en reconocimiento a la magna obra de su antecesor en la Laguna, le puso el nombre de Presa “Lázaro Cárdenas” (El Palmito), con una capacidad de 3 mil millones de metros cúbicos, y que en su época fue una de las más grandes del país; y como presa derivadora en el gobierno de Adolfo López Mateos, se construyó la presa “Francisco Zarco” (Las Tórtolas), con capacidad de 400 millones de metro cúbicos.
Por lo que ya no llegó el agua del Río Nazas, para regar directamente las tierras, e inclusive ya no pasó por el puente que une a Torreón-Gómez-Lerdo; por lo que su lecho permanece seco, salvo unas contadas avenidas de agua que ya no cabía en dichas presas, y cuya creciente corriente le dio una vista muy hermosa.
Para regar las hectáreas de cultivo de la Laguna, se hicieron canales de riego, que para impedir que se filtrara el agua, se revistieron de concreto para que llegara más completa a su destino.
Lo cierto es que ante el descuido del Río Nazas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH, está pidiendo al Gobierno de México, que lo atienda para evitar el deterioro ambiental.
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