Cultura

Venus-Xólotl: el secreto guía perro

  • 30-30
  • Venus-Xólotl: el secreto guía perro
  • Fernando Fabio Sánchez

El cielo y el mito se encuentran para crear un significado de los fenómenos astrales y de la naturaleza que nos rodea, tal como hemos visto en relación con Venus durante las últimas semanas.

Los dioses adquieren características físicas y una personalidad definida. Se elevan donde antes hubo dudas, miedo y preguntas.

Su misión articula un drama que hace del presente una lucha constante, un triunfo, un alumbramiento de sacrificio con dolores de parto reales y simbólicos. 

Nos revela que el instante, tal como es, representa el orden más valioso.

Pero los mitos no solo describen el teatro del universo, sino que esbozan también una cartografía para los seres humanos en la Tierra y su alma cuando parte al más allá.

El mito que narra el descenso de Quetzalcóatl y su nahual Xólotl al inframundo para recuperar los huesos de la humanidad extinta simboliza el viaje de Venus —con su vestidura de Estrella Matutina— hacia la oscuridad durante cincuenta días. 

Luego, reaparecerá como el Lucero del Atardecer.

Al término de 263 días volverá al inframundo por otros ocho días para reiniciar el ciclo, colocándose en su torre del amanecer. La duración de este periodo es muy cercana al tiempo promedio de la gestación humana.

El ascenso de Venus a la luz sería, así, un renacimiento, un sacrificio que precede a la renovación.

Tomemos en cuenta que es Xólotl quien asiste a Quetzalcóatl en esta gran misión, como un desdoblamiento de sí mismo. 

Esta proyección, este gemelo de la necesidad, es un ser transfigurado por la misma trayectoria en el Mictlán. 

Al final, obtendrá una vida propia, una existencia como deidad separada.

No es de extrañarnos que Xólotl es el dios de los gemelos, de la duplicidad y de la transformación. 

Representa los opuestos complementarios y se manifiesta en los caminos bifurcados y, sobre todo, en los límites: los espacios y creaturas en transición.

Xólotl es la deidad de los seres con malformaciones, como si el cuerpo con deformidades estuviera precisamente inmerso en una metamorfosis. 

Asimismo, es el dios de los marginados, nómadas en los territorios de la suerte, el poder y el prestigio social.

Y entre todos los límites y las transformaciones, el umbral entre la vida y la muerte sería el más importante.

Y Xólotl allí está para ayudar al muerto en su tránsito hacia el señor del Mictlán, Mictlantecuhtli, y su consorte, Mictlancíhuatl.

Pero Xólotl aparece detrás de una máscara o de una identidad secreta. 

No es el maíz, ni el maguey, ni siquiera el ajolote, como describe el mito de la creación del Quinto Sol.

Xólotl aparece en forma de perro, específicamente, de xoloitzcuintle. 

Estos canes encarnan la fluctuación: en una sola camada pueden nacer cachorros con pelo o sin pelo, y en ocasiones presentan mandíbulas deformes.

Además de su apariencia física, los perros destacan por su fidelidad, su estabilidad y su instinto protector. 

¿Qué otro animal podría encarnar al dios compañero, ayudante y ciertamente consolador?

Volvamos al inframundo con este pensamiento. Caminemos otra vez hacia la oscuridad, sabiendo que no estaremos solos, sino que el dios perro estará allí para ayudarnos.


fernandofsanchez@gmail.com

Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.