Entre la Casa Miguel Alemán y la entrada del Bosque de Chapultepec se encuentra la Calzada de los Presidentes.
Recorrer el sendero causa estragos tanto al intelecto como al espíritu, pues a los lados del camino se erigen las estatuas de bronce de los ex presidentes de México, desde el General Lázaro Cárdenas hasta Enrique Peña Nieto.
Y es aquí donde entramos en camino escabroso, ya que a muy pocos de estos presidentes se les recuerda por sus aciertos o capacidades, sino por los daños a la nación: devaluaciones, masacres de pueblos enteros y de activistas urbanos, corrupción, reformas que produjeron más pobreza y que malbarataron la infraestructura del Estado a particulares y extranjeros, entre otras razones.
Es sorprendente así la manera en que estos mandatarios han elegido autorrepresentarse.
Por ejemplo: Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), el principal responsable del apocalipsis neoliberal, muestra un rostro sereno, una calva sántica y las manos recogidas hacia el frente, abrazando, como uno de los profesores más tiernos de la facultad, un cuaderno con la inscripción TLC en la portada.
O los dos presidentes del partido bicolor: Vicente Fox Quesada (2000-2006), con los dedos dibujando la V de la victoria y protegiendo a niña indígena, quien lo abraza de la larga pierna; y Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), con las manos superpuestas debajo del ombligo, indefenso y una sonrisa que enmascara las causas de aquel sexenio de la muerte.
Del otro lado, andando hacia la casa Lázaro Cárdenas, allá entre un bosquecito, se haya el Paseo de la Democracia, donde están los bustos de personalidades prominentes del desarrollo cultural y tecnológico como Daniel Cosío Villegas, y de políticos como Luis Donaldo Colosio y Manuel de Jesús Clouthier.
Este paseo fue obra de Fox en el 2004, y, al encontrar a los dos últimos “presuntamente caídos”, no pude no pensar que se dejaba entrever que el poder no sólo se hace a sí mismo un monumento, sino que también exhibe las cabezas que ha cortado.
¿Cómo será el monumento que se hará para sí mismo AMLO en 2024? Porque tendrá uno sin dudas.
