Política

La gota y el vaso

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La reacción de la prensa internacional por la exoneración del general Cienfuegos fue bastante normal. The Wall Street Journal dijo que “era de esperar que no se le imputara… por el papel que tienen las fuerzas armadas en el gobierno”; The New York Times recurrió a funcionarios de la DEA: “Podría ser la gota que derrame el vaso en lo que respecta a la cooperación policial”; Los Angeles Times se aventuró a hablar de la “hipocresía de López Obrador”; El País también echó mano de la DEA: “Dudo que se haya investigado… el mensaje que envía es que si eres oficial corrupto, te vamos a proteger”; Clarín, de Buenos Aires, en un alarde de profesionalismo encabezó: “Exoneran a Salvador El Padrino Cienfuegos”. Y todos los redactores volvieron a su serie de Netflix para enterarse de lo que pasa en México.

La verdad es que el expediente que entregó la fiscalía estadunidense es vergonzoso. Las miles de conversaciones son una colección disparatada de sandeces, mensajes absurdos y conjeturas fantasiosas. No obstante, por ridículo que sea todo, podría haber bastado para que un jurado neoyorquino encontrase culpable al general. En la idea que se hacen, el secretario de la Defensa de México está intelectual, moral y profesionalmente dos escalones por debajo de un sheriff de pueblo de Arizona: lo han visto en las películas, para llamarlo al orden basta con que Bruce Willis le hable fuertecito. O Denzel Washington. Y les parece muy razonable que se comunique con sus subordinados, y con “los narcos”, igual que un policía corrupto de Los Angeles con los pandilleros: también lo han visto en las películas.

Pero además, la DEA, y los fiscales (y los redactores del País) están convencidos de que todos los funcionarios mexicanos son corruptos, y los policías y por supuesto los militares, y cuanto más encumbrados, más corruptos. Y desde luego, la opinión mexicana ayuda: basta ver las caricaturas con que la plana mayor del movimiento de regeneración celebró el arresto del general Cienfuegos.

Entre nosotros, cualquier actuación de un MP se recibe con un muy saludable escepticismo. Es curioso que no extendamos la misma cortesía a los fiscales estadunidenses. Porque todo en la guerra contra las drogas es parecido: testigos protegidos, conjeturas indemostrables, confesiones negociadas. Hace unos años, dos policías gringos se hicieron pasar por narcos mexicanos para convencer a un iraní-estadunidense de cometer un atentado, y usaron eso como prueba de los vínculos entre el narcotráfico y el terrorismo islámico. La existencia de una comunidad de origen libanés en Monterrey les sirvió como indicio suficiente de que Hezbolá estaba en la frontera sur. Y así el resto: el cálculo del dinero de la droga, las rutas, las complicidades, las acusaciones contra funcionarios de otros países.

La DEA amenaza hoy mediante la prensa internacional, advierte que en Estados Unidos esas cosas se toman muy en serio: el expediente de Cienfuegos dice que no. Es política, y con frecuencia pequeña política, pleitos burocráticos. No es probable que sea la gota que derrame ningún vaso, ni siquiera para el Ejército mexicano.

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Fernando Escalante Gonzalbo
  • Fernando Escalante Gonzalbo
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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