Al parecer tengo un lugar reservado en el infierno. Aclaro que no tiene nada que ver con la visita del papa Francisco a nuestro país ni por mis pecados, sino por mi franca oposición a votar por una mujer por el simple hecho de serlo.
En días pasados uno de los bastiones del feminismo: Madeleine Albright, soltó su famosa frase: "Hay un lugar en el infierno para las mujeres que no apoyan a otras mujeres..." durante un mitin de la campaña de Hillary Clinton. En éste Albright recordó que todavía hay mucho por hacer en temas de género. Si bien coincido con ella, su frase, en ese contexto, me parece un grave error. Para empezar porque las amenazas no son agradables ni positivas y no se puede obligar a nadie a votar por tal o cual candidato. Además, el género de un candidato debería ser irrelevante en unas elecciones presidenciales. Una cosa es ayudar a una mujer y otra muy distinta verse obligada a votar por ella. Creo en la solidaridad femenina, me parece muy positivo que nos ayudemos unas a otras; sin embargo, la idea de tener que votar por alguien por el hecho de ser mujer me saca urticaria. Me parece absurdo, sexista y retrógrada. El que la señora Albright haya amenazado a las mujeres para sufragar por Clinton parece decir que todas debemos votar de la misma manera, tomando en cuenta solo temas de género; independientemente de nuestras propias creencias, valores o intereses.
Imaginemos a un hombre diciendo lo mismo: "Voy a votar por Bernie Sanders, porque es varón". Un absurdo y una afrenta a la trayectoria de Sanders. Muchos, muchísimos hombres no van a votar por Donald Trump o por Bernie Sanders debido a diversas razones que no tienen que ver con el hecho de que sean varones y nadie les reserva un lugar en el infierno. ¿Por qué debería ser diferente para nosotras?
Mucho se discute si en realidad no estamos preparados para darle el poder a una mujer. No lo creo. Hay muchas mujeres en el poder en diversos países como para seguir con ese discurso: Brasil, Alemania, Chile, Trinidad y Tobago, Malta, Polonia, Jamaica, Dinamarca, Noruega y Escocia, por citar algunas de las naciones que tienen mujeres como mandatarias. Es cuestión de tiempo para que todos los países puedan decir lo mismo.
Creo que es más fácil seguir en esa línea que examinar a fondo las razones de por qué el candidato no es capaz de atraer electores. Para muchas mujeres, Hillary no es congruente, no les gustan sus propuestas y a pesar de tener mucha experiencia, no la consideran idónea para ser la presidenta de Estados Unidos y no votarán por ella. Reducir a cuestiones de género las razones por las que Hillary no puede superar a Sanders es un error, en especial para ella misma. Entrar en lugares comunes como: "Las mujeres no apoyan a otras mujeres" o "jamás será electa una mujer" no va a ayudar a la candidata y los considero contrarios al feminismo.
Quien presida una nación debe velar por los intereses de los diversos grupos de la sociedad, independientemente que sean hombres o mujeres, que hayan votado a favor o en contra, critiquen o alaben su labor. De la misma manera, deben de ser juzgados por sus aciertos errores, no por su "género". Si yo estuviera en los zapatos de cualquier candidata, no me gustaría que una mujer me dijese: "Te apoyo porque eres mujer". Preferiría que me dijera: "Creo que tus propuestas son las más adecuadas y considero que, por tu trayectoria y preparación, eres la persona idónea para este puesto".
La pregunta que se tienen que hacer los votantes del vecino país del norte (y los de cualquier nación en una situación similar) es si de las opciones disponibles Hillary Rodham Clinton es la persona idónea para ser candidata a la presidencia por el Partido Demócrata. Deberán analizar la viabilidad de sus propuestas, valorar su desempeño en sus cargos anteriores y, a partir de ahí, tomar su decisión, nada más.
Entiendo lo que para muchas feministas estadunidenses —como Gloria Steinem o la misma Albright— significaría ver a una mujer como presidenta de su país; sin embargo, votar por alguien por su género es justamente aquello que el feminismo quiere evitar. Espero, eso sí, que existan presidentes feministas que apuesten por el tema de equidad más allá de si éstos son varones o mujeres. Lo que no voy a hacer es votar por un candidato por el simple hecho de que sea mujer. Si eso me condena, resérvenme desde ahora mi lugarcito en el infierno.
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