Política

Atitlán San Juanito Escobedo

Así como Chan Santa Cruz Carrillo Puerto en la Península de Yucatán, poblaciones que conservan hoy su nombre originario prehispánico, su nombre virreinal y también el republicano; como tantos otros pueblos y comunidades de la Federación Mexicana, Atitlán, lugar de agua, hace honor a su origen prehispánico; y como muchas otras poblaciones en todo el territorio hace honorable memoria de su raíz fundacional.

Muchos hacen memoria de su refundación cristiana o referencia a su poblamiento de colonos de la Metrópoli: Salamanca, Valladolid, Mérida, Durango y más. En otros casos, el nombre originario quedó notoriamente modificado, como el Valle de Cuauhnahuac, ahora Cuernavaca.

Sea nombre originario, sea de refundación religiosa o colonial, o apelación decimonónica republicana, cualquier asentamiento en nuestra Nación acumula inevitablemente su formación cívica progresiva.

En la propia Metrópoli colonial, igualmente mestiza y con sucesivos sedimentos poblacionales, se acumulan los nombres de las poblaciones: euskéricos, ibéricos o celtas; después fenicios, griegos, latinos, góticos y árabes: éstos principalmente en el sur de la Península. Nada de extraño, pues, que aquí tengamos toda una nomenclatura de origen árabe, como: Guadalajara, Jerez, Guadalupe (wadi-al: el río). Nadie comienza de cero.

Dice la placa en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco: “No fue triunfo ni fue derrota; fue el doloroso nacimiento del pueblo mestizo, que es el México de hoy”. Nuestra nación mestiza proclama sus valores republicanos: ser libre, igualitaria y fraterna.

El realismo nos orilla a aceptar como propios los sucesivos sedimentos poblacionales, culturales de la actual fraternidad. Mexicanos somos todos: de cualquier procedencia, muy probablemente mixta. Los que descendieron por El Estrecho de Bering y los que, descendieron del barco; por supuesto, también los que descendieron encadenados del barco, arrancados de sus aldeas africanas. La ciencia nos dice que todos venimos del mismo origen; la ética republicana nos impulsa a ser efectivamente libres, iguales y fraternos.

Es de alegrarse y felicitarse de que ciudadanos participativos organizados como oriundos de San Juanito Escobedo rescaten igualmente, con orgullo legítimo, también sus valores y restos físicos de su poblamiento originario: Atitlán. La enseñanza histórica oficial del estado de Jalisco no ha señalado con suficiente claridad que aquí, en los valles centrales de la entidad, hay asentada civilización sedentaria de al menos 3 mil años, de agricultura tecnificada (en chinampas) con actividad industrial, en utensilios de obsidiana de la zona volcánica, cuyos restos han sido localizados por los arqueólogos tanto en el Valle de Anáhuac, como en Centroamérica: comercio “internacional”; y en consecuencia, ámbito civilizado,  pacífico y productivo

Según lo han hecho notar investigadores de la talla de Phil Weigand y Acelia García. Ahora, este grupo cívico y cultural de Atitlán, orgulloso de su raíz originaria, parte de lo local en su ejemplar participación ciudadana; además de que rescata ceremonias ancestrales de vinculación a la Madre Tierra.

Un ejemplo a seguir.

egaraiz@gmail.com

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Esteban Garaiz
  • Esteban Garaiz
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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