Política

Sheinbaum en caída

Un país no se gobierna a golpe de encuestas (la mayoría de ellas, por cierto, con muestras diminutas). No se gobierna creyéndose el cuento que 80% apoya las decisiones presidenciales. Buena parte de esos datos provienen de estudios con muestras no mayores a mil casos en todo el país. No sólo se gobierna con el gran apoyo de los medios de comunicación y el silencio de la élite económica mexicana. Sheinbaum ha contado con el apoyo de televisa y la mayoría del aparto mediático. Y qué decimos de los empresarios: en silencio protegiendo sus intereses. No se gobierna inventando enemigos en las sombras o adversarios en las redes. Tampoco se puede gobernar cuando construyes en las cifras un México que no existe.

Gobernar es enfrentar el país real. Gobernar es dar resultados en las agendas prioritarias del país. Gobernar no puede suponer -nunca- poner la suciedad debajo de la alfombra. El México de hoy no es el paraíso que pinta Morena. Ni la nación requeté feliz de López Obrador o el país contento de Sheinbaum. La fórmula de la mentira y la negación están topando con pared. El homicidio de Carlos Manzo, las inundaciones mortales en Veracruz y el desgobierno frente a los productores están resquebrajando el cuento de hadas presidencial. El México de los satisfechos está dando paso al México del enojo. Al México de la indignación.

La marcha de este sábado de la Generación Z es el espejo de ese iceberg que se derrite. Los jóvenes no se contentan simplemente con becas o con trabajos precarios. Aquellos que nacieron después de 1998, bien saben que el futuro es negro. Que difícilmente podrán tener una pensión digna o una vivienda propia. Que la educación que reciben es malísima y que la atención médica no es un derecho, sino un privilegio que cuesta un ojo de la cara. México vive un desplome de inversión y, por lo tanto, los empleos que se generan son precarios y de mala calidad. ¿Cuántas viviendas de protección social se han construido en un año? ¿10 mil cuando Sheinbaum prometió un millón?

Esa misma generación ha sido tachada de apática. Tachada de ser incapaz de comprometerse con nada que no sea su teléfono portátil. La generación deprimida y ansiosa. La generación que no quiere trabajar ni esforzarse. Son esos quienes se manifiestan este sábado. Esa generación estereotipada y vilipendiada. Desde la presidencia y sus voceros mediáticos ha habido una operación para ensuciar la protesta. La táctica de la maquinaria del lodo, que tan bien dominaba López Obrador. Aquellos que se creen dueños de la calle y las causas justas, hoy no soportan que jóvenes apartidistas digan: ¡basta! No soportan que la juventud esté cansada de temer por su vida o de poder ser desaparecido simplemente por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Recordemos que las desapariciones en México se han multiplicado 74%, dato que nos recuerda que la reducción de homicidios que nos presume la Presidencia es una manipulación de la realidad.

Sin embargo, no todo acaba con la Generación Z. Este mismo sábado, el movimiento del sombrero -del que era parte Carlos Manzo- se manifiesta para exigir un país en paz. Un movimiento que no pueden acusar de ser marionetas de Claudio X. González o de Ricardo Salinas Pliego. Los del Sombrero son una escisión de Morena. Ambas manifestaciones coexistirán este fin de semana en la Ciudad de México. Habrá concentraciones similares en el resto del país.

A esto hay que sumarle las protestas de productores que pretenden estrangular las principales vías carreteras del país o los aliados presidenciales de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que son un “barril sin fondo”. Estos últimos ya amenazaron con boicotear el mundial si no se cede a sus exigencias. La CNTE es uno de los grandes problemas de la educación en el Sur del país y es parte de la coalición que gobierna este país. Desde el obradorismo, la CNTE ha logrado todo lo que se ha propuesto. Eso sí, con la CNTE hay mensajes pidiendo entrar en razón, mientras que a los jóvenes de la Generación Z se les insulta y descalifica. Queda claro las prioridades de Morena.

Sheinbaum lleva 15 días en un espiral de errores, sinsentidos y victimización. Las mañaneras de esta semana fueron un homenaje a López Obrador. Un bicho tabasqueño contagió a la Presidenta y le recordó que frente a la crisis siempre puede jugar la carta de ser la perpetua primera víctima de la nación.  Pasamos de una Presidenta pedagógica a una impositiva; de una Presidenta que buscaba la conciliación a una que ve enemigos por doquier; de una Presidenta que intentaba usar datos a una Presidenta que acusa sin probar; de una Presidenta que decía respetar la discrepancia a una que no tolera disidencia alguna. Lo lamentable es que Sheinbaum no controla ni a su partido, que esta semana demostró que sus afinidades y lealtades siguen firmes y apalancadas con López Obrador. Este país se manda desde Chiapas. Y Sheinbaum necesita más que encuestas a la medida de quien paga para gobernar este país. El cuento del México alegre comienza a hacer agua por todos lados.


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Enrique Toussaint
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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