Coahuila tiene historia, misma que se inscribe en los nombres de sus municipios.
Desde los tiempos coloniales del virrey Melchor Portocarrero, conde de la Monclova, frailes franciscanos evangelizaron la región, impartiendo el Sacramento y encomendados siempre a San Buenaventura.
Bajo el auspicio de los apóstoles San Juan y San Pedro, los primeros exploradores, como Gaspar Castaño, quedaron maravillados por la riqueza hídrica de Coahuila:
un Saltillo por aquí, Cuatro Ciénegas por allá; ríos preciosos como el que cruzaban los indios Nadadores, o el Sabinas, llamado así por los sabinos que proliferan en su lecho.
Descubrieron cerros de formas caprichosas: uno, cuyos riscos dan la impresión de humedad, como si siempre estuviera la Sierra Mojada; otro, con forma de vela o Candela.
De sus Parras hicieron el primer vino del Continente y en sus entrañas encontraron abundante carbón, esas Piedras Negras que son fuente de energía.
Otros, como el mariscal Pedro de Nava, tuvieron como misión pacificar las tribus nativas y fundar villas. Algunas se fusionaron con el tiempo, como las de Gigedo y Rosales, formando una gran Villa Unión; otras, construyeron obras de protección contra los indios salvajes, como aquel Torreón edificado por Leonardo Zuloaga en La Laguna.
De la capital del Estado partieron los insurgentes Hidalgo, Allende, Abasolo y Jiménez para ser apresados en Acatita de Baján.
Morelos y Matamoros tomaron la estafeta y continuaron la lucha por la Independencia, siendo finalmente Guerrero quien viera consumada la empresa.
El presidente Juárez instaló su gobierno itinerante unos meses en Saltillo durante la Intervención Francesa, guerra que otorgó grandes héroes a la nación: el coahuiltejano Zaragoza, Arteaga, Escobedo, Ocampo y Lamadrid.
Coahuila ha dado a México también otras figuras: presidentes connotados, como Melchor Múzquiz y Francisco I. Madero, el apóstol de la democracia; gobernadores ejemplares, de la talla de José María Viesca y el general Victoriano Cepeda; poetas insignes, como el eterno Manuel Acuña; y célebres ideólogos, como don Miguel Ramos Arizpe, “el padre del federalismo”.
Coahuila posee con una gran historia, pero también mira hacia el futuro. Es una tierra de Progreso y la hospitalidad de su gente no tiene Frontera. Conocer nuestro origen nos ayuda a comprender nuestro presente y a edificar nuestro futuro.
Por eso, por su historia y por su gente, grande y fuerte Coahuila es.
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