Las autoridades de CdMx apenas están investigando. Han sido cuidadosas. Son días cruciales. Pero López Obrador ya opinó sobre el posible móvil del atentado en contra de Ciro Gómez Leyva.
AMLO habló de un reportaje y de una acción cuya intención sería perjudicar a su administración.
Sí, nuevamente se trata de él, según su percepción del mundo o la que quiere difundir: “Puede ser, también, que grupos contrarios a nosotros, para afectarnos, hayan llevado a cabo un acto con esas características”, dijo.
Se puso en el centro. El asunto no son los disparos al parabrisas y a los vidrios laterales directos a la cabeza de Gómez Leyva ni las amenazas a la prensa ni los embates a la libertad de expresión, sino la probable desestabilización que quieren ocasionar sus adversarios a su autodenominada 4T.
Se victimiza, se lava las manos y, de paso, vuelve a agredir. “Vocero del conservadurismo… bla, bla, bla”. Pega, así se trate de alguien que se recupera de un golpe. Asesta desde la más alta tribuna.
Ayer, además, comentó que la única hipótesis que se debe descartar es la de un gobierno represor: “nosotros no silenciamos a nadie”.
Ah, bueno, menos mal que lo aclara.
Desde las primeras horas después del intento de homicidio, Andrés Manuel envió su solidaridad, pero luego enfatizó que se trataba de “un dirigente de opinión pública y un daño a una personalidad como Ciro genera mucha inestabilidad política”.
No, Presidente. El motor principal de ese desequilibrio son los gobiernos criminales o coludidos; son las violencias y la impunidad que carcomen a México.
Ese atentado, como tantos otros, no debió suceder.
Es su responsabilidad la estrategia de seguridad pública y lo que ocurre al respecto en todo el territorio nacional. Es su deber constitucional.
Es usted la cabeza del Ejecutivo Federal en un régimen presidencialista y el jefe supremo de las fuerzas armadas en un sexenio de encumbramiento militar. Es usted la figura más poderosa del Estado mexicano.
Sin embargo, la crisis humanitaria continúa y se agudiza.
En un país azotado por el horror desde hace décadas, este año, junto con 2017, es cuando más periodistas han sido asesinados. Terrible.
Aquí entre nos
Así concluimos 2022. Deseo que el próximo año sea uno lleno de ánimo renovado, luz, salud, reencuentros, alegría, amor y mucha paz.
Queridos lectores, gracias. Lo mejor y nos vemos en enero con más “Razones y Pasiones”.
Elisa Alanís
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