Tenemos sismo en Palacio.
Le salió cara la boda a Santiago Nieto. La versión oficial es que el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera presentó su renuncia. López Obrador la aceptó.
Nieto indicó que antes de que se pudiera afectar el proyecto de la 4T prefirió presentar su renuncia. “Mi lealtad es con el Presidente, mi amor es con Carla Humphrey”, señaló.
El destino político de Santiago quedó marcado por su boda a todo lujo en Antigua, Guatemala, con la consejera del INE.
No trataron que fuera austera. Lo que intentaron fue que los cientos de invitados mantuvieran en sigilo los detalles del enlace matrimonial.
Nieto Castillo estiró la liga. Y se rompió. No se puede llamar a engaño. Andrés Manuel es firme en su discurso. No perdonó el festejo fifí aderezado con escándalo.
No es la primera ocasión que esto ocurre. Recordemos que César Yañez, hombre cercanísimo a AMLO, trabajador, fiel escudero durante tres campañas presidenciales, tuvo el mismo destino cuando se casó en Puebla y vendió sus fotografías a una revista de sociales, al puro estilo neoliberal.
Nieto Castillo no puso sus barbas a remojar y sufrió las consecuencias. A partir de hace unas horas, Pablo Gómez es el encargado de la UIF.
A todas luces, es un enojo por las nupcias del fin de semana que no cayeron nada bien en Palacio Nacional. Lo anunció el Presidente en la conferencia mañanera al decir, sin tapujos, que era un escándalo.
Pero también es un movimiento político. Tan es así que fue el paisano y amigo de López Obrador, Adán Augusto López, quien dio posesión a Gómez Álvarez en su nuevo encargo y no Rogelio Ramírez de la O., secretario de Hacienda y jefe de los titulares de la UIF.
Santiago Nieto perdió su puesto. Paola Félix Díaz, también. ¿Será que la consejera Humphrey deba dejar a un lado sus aspiraciones de encabezar el Consejo General del Instituto Nacional Electoral?
Esta historia continuará…
Aquí entre nos
Quien debe estar festejando el desenlace del enlace (matrimonial) es el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero. Los roces entre él y Nieto no eran ningún secreto.
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