El desgaste de los proyectos de gobierno y de las ideologías partidistas, sumado a la falta de interés por actualizarlas, ha llevado a los partidos a recurrir a militantes que se presentan como apartidistas y repletos de neutralidad ideológica para recuperar credibilidad y confianza. Tal es el caso de Edson Andrade, principal joven influencer que convocó a la marcha del 15 de noviembre.
La mentada “pureza de las narrativas” es hoy el dispositivo con el que los partidos —entre ellos el PAN y el PRI— ocultan sus compromisos para mostrarse como actores limpios y desinteresados. Esta estrategia disfraza intereses previamente decididos y produce la apariencia de inocencia necesaria para ganar adhesiones.
Al negar sus motivaciones económicas, ideológicas o estratégicas, el PAN fabrica un discurso que convierte a los ciudadanos en súbditos acríticos de una causa presentada como espontánea y auténtica, cuando en realidad responde a intereses partidistas. Tal es el caso del propio Edson Andrade, cuya figura pública se usa para legitimar esa narrativa “pura”.
No hay pureza en ninguna narrativa, tampoco en ningún columnista. La honestidad ética y política comienza cuando se reconoce el compromiso que de hecho opera en toda interpretación del mundo real o de un texto. Lo que sí existe, sin duda, es una lucha sin cuartel del PRIAN y MC contra Morena.
En esta lucha no hay tragedia que acontezca que no sea utilizada por la oposición para intentar destruir a Morena. La última ha sido el cobarde asesinato del alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, ocurrido el 1 de noviembre, hecho del que además de que la oposición responsabilizó a Claudia Sheinbaum, originó la marcha del 15 de noviembre, en la que Andrade ha jugado un destacado papel.
Desde antier, Morena cogió el chirrión por el palito. Luisa María Alcalde, lideresa nacional, exhibió un contrato donde el PAN le finca a Edson Andrade más de 2.1 millones de pesos al año por “servicios de estrategia digital y gestión de redes sociales” a partir de febrero de 2025. El documento cayó como cubetada de agua helada en plena función política.
