En un episodio de Los Simpson en el que Homero siente una fuerte atracción por una nueva compañera de trabajo llamada Margo, en algún momento de la historia hacen una parodia/homenaje a Cuento de Navidad, de Charles Dickens, y un espíritu visita a Homero para mostrarle cómo sería su vida si decidiera cambiar a Marge por Margo. Al principio se presenta el espíritu de Isaac Newton, pero como Homero no sabe quién es, cambia de forma para convertirse en el coronel Klink, un comandante nazi de la serie televisiva Los héroes de Hogan, y es él quien lleva a Homero a ver cómo sería su vida futura. Le muestra una enorme mansión donde juega tenis con Margo, y ambos se declaran muy felices. Cuando vuelan a ver cómo sería la vida de Marge, resulta que se ha convertido en presidenta de Estados Unidos. Aun así, Homero resiste la tentación y se queda con Marge, técnicamente rechazando una vida mejor para ambos en aras de continuar con su matrimonio, con las dificultades y crisis implícitas en el mismo.
La versión original de Dickens es un mega clásico aparecido originalmente en 1843, que ha sido adaptado al cine, incluida también su versión de Walt Disney con Rico McPato en el papel de Ebenezer Scrooge, el avaro y amargado hombre que odia la Navidad y mide todo en términos de utilidad y ganancia, hasta que es visitado por el fantasma de su antiguo socio comercial, Jacob Marley, para advertirle que estará como él cargado de cadenas en el más allá si no cambia. Después es visitado por los fantasmas de la Navidad pasada, presente y futura, y cuando ve que muere solo y sin que a nadie le importe aprende la lección y obtiene ese mismo día la posibilidad de revivir la Navidad y hacer el bien con su empleado Bob Cratchit, a cuya familia regala un pavo, y con su sobrino Fred, cuya invitación a cenar había rechazado descortésmente antes de la transformación que ocasionan los fantasmas.
La historia de Dickens tiene una clara vocación moral y pedagógica, pues los buenos son sumamente buenos (de hecho los festejos de la familia Cratchit y del sobrino de Scrooge, con los niños cantando villancicos y prodigando amor y abnegación tienen un fuerte toque de la familia Flanders) y Scrooge es de inicio únicamente malo y desalmado. Sin embargo, en realidad Dickens representó magistralmente en Scrooge ideas que eran relativamente nuevas para su época, que con el paso del tiempo se convertirían en parte del pensamiento dominante y en pilares del sistema económico y político a gran escala. En primer lugar el utilitarismo pragmático y de libre mercado expuesto por Adam Smith en La riqueza de las naciones (1776) y, en algún momento en el que se le pide que done a instituciones de beneficencia para evitar que muera gente en situación de pobreza, Scrooge hace eco de las ideas de Thomas Malthus y su Ensayo sobre el principio de la población (1798): “Si han de morir, es mejor así y que se reduzca el superávit de la población”.
Así que en el fondo lo que Dickens juzga como inmoral son las ideas del naciente liberalismo económico, que a casi dos siglos de distancia continúa siendo la principal doctrina socioeconómica a nivel mundial. Y no deja de ser llamativo que en el fondo Scrooge cambia por motivos en parte egoístas, al ver el futuro que le espera si continúa por el mismo camino, a diferencia de la mayor complejidad moral de la decisión de Homero, que renuncia a lo que se entendería como una vida mejor por las complejidades del amor y sus realidades cotidianas.
Y como se acaba el espacio sólo queda desear que el fantasma de Hitler haya visitado a Elon Musk esta Navidad, para ver si este Scrooge contemporáneo pudiera aprender algún tipo de lección, incluso en blanco y negro como la que expuso en su momento Dickens.
