A 45 días de que terminen los actuales gobiernos municipales, la seguridad parece ser el principal reto a mantener para una transición en paz social y orden dentro de las ciudades en el estado.
Es común que en cada transición se presenten hechos que aparenten caos y que generen un presunto ambiente de desorden, producto de factores externos, que van desde los ánimos políticos hasta el contexto nacional.
Es decir, en un país como México, con índices de violencia altos y con una grave falla en el sistema de recuperación del tejido social, pocos sitios se salvan y aunque Hidalgo y sus ciudades más pobladas no son de las más inseguras del país, padecen de distintas problemáticas que se confunden con la narrativa de que las cosas están mal.
Por ejemplo, acabamos de vivir episodios negros en Pachuca en días pasados, en donde se reportaron localización de personas ejecutadas, una víctima al interior de un tambo en Rancho La Colonia, una presunta balacera en Tlapacoya y parecería que la violencia estaría por desbordarse.
Ante ello el gobernador Julio Menchaca fue claro al afirmar que habrá respuesta del estado para todos y cada uno de los hechos que intenten perturbar la paz que impera en territorio hidalguense, y que puede deberse a situaciones ajenas a la vida cotidiana en zonas como Pachuca, Mineral de la Reforma, Tula, Tulancingo o Ixmiquilpan.
En los municipios más poblados, el principal delitos es el robo en sus diversas modalidades, el uso de armas y ajustes del crimen organizado no están a la orden del día como sí ocurre en entidades que están muy por encima de Hidalgo en el índice de delitos. Incluso, el tema del robo del combustible parece estar contenido y actualmente el estado ya no encabeza la lista nacional por “huachicol”. Son días álgidos sin duda, porque están por salir autoridades municipales y llegarán los nuevos presidentes y presidentas, quienes se han comprometido a retomar el rumbo de los ayuntamientos y a mejorar la calidad de vida de la población.