La clave del triunfo de la coalición Juntos Haremos Historia en Hidalgo es muy clara. De los 12 triunfos en diputaciones locales, al menos en la mitad influyeron de manera directa las maestras y maestros de Nueva Alianza.
Sí, el partido magisterial que desapareció a nivel nacional pero que se quedó con registro local en Hidalgo desde 2018, es el único sobreviviente de la elección del domingo pasado, pues no solo rebasó el porcentaje mínimo para conservar las prerrogativas, sino que va a tener bancada de al menos 4 o 5 diputados, incluido su líder estatal Juan José Luna.
El denominado Panal lo hace en cada elección, busca con quién aliarse, se reagrupa con sus bases operativas de la Sección 15 del SNTE –un sindicato siempre dará réditos políticos- y convence, acude a las urnas, pone candidatos, ganan distritos.
Así lo hicieron con el PRI por muchos años en Hidalgo, incluso en las elecciones municipales de 2020. Por ello se debe observar con lujo de detalle cómo es que Morena en teoría se llevó la mayoría de nueva cuenta en las elecciones en la entidad. Al menos en el plano del Congreso local, Nueva Alianza impulsó de lleno las candidaturas morenistas en donde fueron suplentes como los casos de Zimapán o en Pachuca. En otras de plano pidieron todo, la fórmula completa como en Zacualtipán y hasta hicieron equipo para reelegir a diputadas como el caso de Lisset Marcelino que se alió con docentes en Mixquiahuala. La fuerza del magisterio sigue pesando en Hidalgo y quien se niegue a verlo está incurriendo en una grave omisión que hoy vemos les ha costado en derrotas electorales, algunas demasiado dolorosas.
Les salió de nueva cuenta al biólogo Luna Mejía y al líder de la Sección 15 del SNTE, Luis Enrique Morales Acosta, pero la pregunta es: ¿hasta cuándo durará la luna de miel entre Nueva Alianza y Morena en Hidalgo?
Eduardo González
Twitter: @laloflu
