Que Marcelo Ebrard ha recurrido al ajuste de sus expresiones para salir del brete en que se metió con su propuesta de creación de la secretaría de la cuarta transformación, invitando sin éxito a Andy López Beltrán para su eventual conducción, lo que derivó en una llamada de atención de Morena y la supervisión diaria del INE de Guadalupe Taddei. En su gira por Pachuca, habló de seguridad, igualdad laboral, salud y financiamiento bajo la lógica de que “en ninguna ley está prohibido soñar”. Para decirlo con la rola aquella de Aerosmith: dream on, ex canciller.
Que además de las expresiones públicas presidenciales, el destape de la operación del mini-INE o grupo de ex consejeros y ex magistrados que le andan perfilando elecciones primarias a la oposición, con Leonardo Valdés Zurita a la cabeza, no cayó nada bien en el primer círculo de Palacio Nacional, porque significa una estructura ya más organizada de la oposición, aunque también creen que es un arma de dos filos, porque refuerza el discurso del mandatario de que PRI y PAN son y siempre han sido lo mismo.
Que después de su visita a Palacio Nacional el jueves, la alcaldesa en Iztapalapa, Clara Brugada, convocó este domingo a la Puerta de los Leones de Chapultepec a un acto en el que anunciará que sí buscará competir por la Jefatura de Gobierno de Ciudad de México bajo el principio de “trabajar unidas, unidos, unides” por los derechos y las libertades en la capital en pos de construir una ciudad digna. Bueno.
Que para evitar cualquier tipo de impunidad, la presidenta de la Comisión de Gobernación del Senado, la morenista Mónica Fernández, dijo que es necesario que la 3 de 3 se homologue con las leyes de todas las entidades federativas, porque tiene el objetivo de lanzar un mensaje claro de “cero tolerancia a la violencia contra las mujeres, cero impunidad para aquellas personas que agredan, que dejen de cumplir con sus obligaciones y que pretendan ocupar un cargo, empleo o puesto en el servicio público”.
