Que a unos día de haber firmado el Acuerdo de Integridad para cuidar el proceso electoral, los partidos ya se están dando hasta con la cubeta en las sesiones del IEEM, donde unos y otros se acusan de corrupción. Lo único que cambia es que ahora PRD y PAN defienden al PRI y el PVEM a Morena. ¿Quién habría imaginado semejante revoltura? Cosas veredes, Sancho.
Que, cuando les conviene, algunos partidos sacan a relucir el tema de violencia política en razón de género y se ha puesto de moda que la forma de “defenderse” sea denunciar al otro por violentar a una mujer. Ojalá así sean cuidadosos en el interior de todos los institutos políticos y realmente respeten, protejan e impulsen a las mujeres en ese ámbito. Dicen muchas que los señores solo alcanzan a mirar la paja en el ojo ajeno.
Que hasta la consejera Karina Vaquera, del IEEM, salió raspada por hacer pública la compra de nuevas camionetas para integrantes del Consejo General en medio de la austeridad que debe tener el instituto. La lógica de algunos (y algunas) es extraña: hacer lo correcto, con el mínimo sentido común, ahora se considera algo así como “una campaña de desprestigio” que no le conviene al árbitro estatal en pleno proceso electoral. Pues haberlo pensado antes ¿no cree usted?
Que hablando de los dimes y diretes políticos, la ministra Yasmín Esquivel de plano anda mal y de malas. Este no es su año. Propuso en la Suprema Corte de Justicia de la Nación declarar inválidas las reformas hechas por el Congreso mexiquense en septiembre pasado, con las cuales se establecen las bases de los gobiernos de coalición, pero no logró convencer a sus pares. Su ponencia solo obtuvo seis de los ocho votos necesarios.
Lo cierto es que hubo dos bloques, uno que consideraba que la reforma debió llegar hasta el ámbito constitucional, sobre las facultades del Congreso local para legislar sobre este tema, pero al final se impuso el otro grupo que consideró correctas las reformas y la regulación de los gobiernos de coalición para el reparto del disputado pastel mexiquense.
