El verdadero debate no es sobre nacionalidades, sino en relación con la discriminación injuriosa, ingrata y artera del gobierno en agravio de los médicos mexicanos, así como su coparticipación en la esclavitud que ejerce el gobierno de Cuba en perjuicio de los médicos de aquel país.
Así, pues, son dos temas:
1) Está probado que el servicio heroico que dieron miles de médicos mexicanos y personal de apoyo durante el covid fue correspondido por el gobierno con su despido fulminante tan pronto amainó la pandemia, no obstante que habían sido contratados con pagos miserables y que les fue negada la vacuna durante mucho tiempo, causándose muchas muertes evitables, al tiempo que Tartufo se refocilaba diciendo: “que esperen su turno”.
2) La pasada contratación de médicos cubanos fue absolutamente ilegal, tramposa y criminal.
Fue ilegal, porque no se acreditó que esos cubanos sean médicos, ni que en caso de que lo fueran hubieran homologado sus títulos y obtenido su cédula profesional en México para que pudieran trabajar aquí, ni que pagaran sus impuestos en nuestro país.
Fue tramposa y criminal, porque México no contrató a los cubanos, sino que hizo un convenio con el gobierno de Cuba para hacerle transferencias multimillonarias y apoyar económicamente al gobierno de la isla, lucrando con la esclavitud de esos seres humanos, que recibieron una mísera remuneración mientras tenían a sus familias secuestradas para asegurar su repatriación. Mayor canallada, a la que se prestó el gobierno mexicano, imposible. ¡Y ahora se está reeditando la misma infamia!
Regresando a nuestros médicos, la oferta reciente que se ha dado a conocer es una contratación que, según se dijo inicialmente, será tal vez por tan sólo cuatro meses, y serán enviados a zonas marginadas de alto riesgo, en total desamparo y con un sueldo que les servirá para cubrir sus viáticos y regresar (si regresan) cuando se le antoje al gobierno, con una mano por delante y otra por detrás.
Así, pues, lo que debemos exigir al gobierno es que las contrataciones sean legales, que se dé preferencia a los médicos mexicanos, que unos y otros reciban protección, un trato digno y prestaciones justas, y sean ubicados en clínicas y hospitales dotados de los insumos necesarios.
Asuntos aparte:
1) Si Tartufo, como lépero contumaz, mandó al carajo a sus opositores, nosotros le suplicamos respetuosamente que se regrese a su rancho, cuyo nombre lo dice todo y de donde nunca debió salir.
2) Si Tartufo ha reconocido que durante su mandato los ricos han aumentado su riqueza, eso está bien y debemos felicitarlo, pero si la clase media se ha empobrecido, y han caído en pobreza millones de mexicanos más, quiere decir que para este gobernante (inepto, corrupto y majadero) su verdadero lema es: “Por el bien de todos primero los ricos”.
Diego Fernández de Cevallos