Nuevo León será gobernado por un abogado que ganó la contienda electoral tras protagonizar en sus redes sociales eventos tan chuscos como vergonzantes, los cuales parecían haberlo puesto al final de la pista de arranque.
Sin embargo, con el tiempo, García rebasó a los demás contendientes: Clara Luz Flores, Adrián de la Garza y Fernando Larrázabal, aspirantes que, en la narrativa de García —y que hizo sentido en el peculiar electorado de NL—, representaban “la vieja política” que promete seguir combatiendo el ahora gobernador electo de 33 años de edad.
En pleno proceso de consolidación de su candidatura como algo serio, García tuvo señalamientos directos del PRI y del gobierno federal. Primero por su parentesco con Gilberto García Mena, antiguo capo del noreste, y luego por ciertas operaciones de su despacho fiscal. En esa misma ruta también fueron señalados su padre, Samuel García Mascorro, y su esposa, Mariana Rodríguez.
Pero el conflicto con la 4T, en un estado antilopezobradorista como NL, terminó de impulsar la candidatura de García, quien en campaña ofreció pugnar por un nuevo pacto fiscal federal, idea largamente acariciada por la cúpula empresarial local y sembrada con éxito en el resto de la sociedad.
¿Cómo será entonces el gobierno de un joven fiscalista adicto a las redes sociales que llegó al poder contra todo pronóstico y en un peculiar momento de la política nacional en el que la definición crucial es estar a favor o en contra de López Obrador? ¿Inclinará su gestión por uno de los dos polos dominantes o buscará una tercera alternativa, tal y como pregona su partido MC?
Vivimos una etapa muy turbulenta en el marco político del país y NL arrastra además una inercia propia de problemas locales hondos creados por grupos del PRI, PAN y de ciertas empresas. Sin duda, García es un hijo de la polarización actual. Quizá por eso perfila como secretario de Gobierno a Javier Navarro-Velasco, veterano abogado mediador en conflictos comerciales internacionales, incluyendo polémicos arbitrajes referentes al T-MEC.
¿Litigio o coexistencia? Hay que seguir seriamente lo que está por ocurrir en ese estado y laboratorio norteño tan lejano de Dios y tan cerca de...
Diego Enrique Osorno
