Diego Reyes jugará para los Tigres y con él se suma otro refuerzo más en los últimos años proveniente de Europa.
Parece que los felinos se han obsesionado con la idea de romper el mercado cada semestre con un fichaje bomba.
Esto claro que abona a tener una Liga MX más atractiva y también le ayuda a los universitarios a seguir peleando cada torneo por el título.
Todo hasta aquí es aceptable y aplaudible, pero de eso a pensar que por tener dinero y ganar campeonatos debemos reconocer a Tigres como un equipo grande creo están muy equivocados.
Ser competitivo y millonario no tiene nada que ver con la palabra “grandeza”.
Si así lo fuera desde hace mucho Toluca o León estarían en esta categoría. La “grandeza” conlleva a muchas circunstancias y puntos que hay que cumplir.
Para estar en este nivel hay que primero tener un número muy elevado de seguidores fuera de la región donde radicas y hablo de miles de millones. También hay que tener un arrastre no solo con tus hinchas si no con los detractores.
Un equipo grande NO llena un estadio visitante haciendo una invasión, más bien el club grande tiene aficionados en cada ciudad.
Las instituciones grandes no deben representar a una región, deben representar a una gran parte de su país.
Un cuadro grande tiene mucha historia y trayectoria, Tigres solo tiene diez años de existencia, antes de eso siempre fue un club sotanero, del descenso y abandonado por sus aficionados.
Un club grande grande debe generar interés en territorio nacional y extranjero, y cuando Tigres juega solo llama la atención en Nuevo León, fuera de ahí a nadie nos interesa sus partidos.
Felicidades a los Tigres por su década de oro y su plantel pero que sus seguidores se olviden de que los reconozcamos como grandes, eso jamás pasará.