Injusta la salida de Pedro Caixinha de la dirección técnica de Cruz Azul.
Un equipo que solo ha dado vergüenzas en los últimos 20 años no puede culpar a otro entrenador de su triste realidad.
La responsabilidad absoluta tiene nombre y apellido: Guillermo Álvarez.
Ese mediocre presidente es uno de los verdaderos responsables y prueba de ello son los problemas que sostiene en la Cooperativa.
Pedro era el candidato idóneo para alcanzar el título de Liga MX y lo único que requería era paciencia para obtenerlo.
Con el Forcado en 20 meses, los Cementeros consiguieron un título de Copa MX, un título de Supercopa MX, un liderato general, un subcampeonato de Liga MX y una final de Leagues Cup.
Los aficionados no merecen más humillaciones. Billy tiene que hacerse a un lado y aceptar que es él quien estorba en el club. La Máquina no tendrá remedio mientras la controle el señor Álvarez.
Billy es la copia exacta de lo que fue Michel Bauer en América, es decir, el peor directivo en la historia de las Águilas.
Hasta que echaron a Bauer todo en Coapa cambió y regresó la grandeza.