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La capital rojiblanca

Cuando el Guadalajara llega a la ciudad de México se apodera de las pulsaciones de la gran urbe y es capaz de pintar con sus colores la casa del acérrimo rival, el corazón del imperio futbolístico: el estadio Azteca.

Pero la ignominia no es sólo para el América. El Cruz Azul y el resto de los que han desfilado por el otrora Distrito Federal, históricamente sucumben ante el arrastre arrollador de la feligresía más populosa del balompié mexicano.

En ningún lugar del mundo ocurre un fenómeno como el del Guadalajara en la capital de México. En Inglaterra, España o Argentina es impensable que un equipo se imponga en la grada del visitante, sobre todo si este es el adversario de mayor encono y se trata de los dos clubes más importantes.

No me imagino a la afición del Barcelona llenando el Bernabéu o viceversa, a pesar de las peñas que pululan por toda España. Incluso en los campos más pequeños de los pueblos más recónditos, el local suele serlo en toda la extensión de la palabra, sin importar la envergadura del rival.

En nuestro país, a excepción de Monterrey y León, en el resto de las plazas son muy comunes las “invasiones” de aficiones visitantes, pero estas se producen por oriundos de la plaza.

No es descabellado afirmar que el padrón del chiverío en la capital asciende a millones. Una legión de chilangos que sienten predilección por los colores del equipo que en esencia representaba las antípodas de su ciudad.

Originalmente, la parcialidad del Guadalajara estaba conformada por “provincianos” que llegados a la jungla de asfalto, adoptaban la bandera del equipo que durante muchos años desplegó el mejor futbol y acumuló la mayoría de los campeonatos. Causa común: apoyar al Guadalajara frente al club capitalino por antonomasia.

Veremos si los precios exorbitantes para el partido de vuelta y la preferencia a los abonados, puede contener hasta cierto punto la presencia rojiblanca en la capital.

En el campo, el favorito es el América, pero el impulso del jugador número 12 puede equilibrar la eliminatoria el domingo por la noche.

En Guadalajara también hay muchos americanistas, pero la directiva de las Chivas logró blindar a sus aficionados y darle preferencia a sus partidarios para que el partido de ida tenga mayoría local.

Mayo, el clásico y una semifinal

Hace 40 años, el Guadalajara y el América se enfrentaron en la semifinal por el título de liga del futbol mexicano, en una serie que pasó a la historia como uno de los combates -literalmente- más encarnizados de nuestro balompié.

Aquella ocasión, el América que había arrasado en la liga, subestimó al Guadalajara. Las Chivas aplastaron 0-3 a su odiado rival en el Azteca para darle la vuelta al marcador global y se instalaron en la final que perderían en penaltis ante el Puebla.

Que sirva como ejemplo aquel remoto antecedente de la temporada 82-83, que privó al América de un título que ya cantaban después de una temporada que fue histórica y batió todos los récords en la era de los torneos largos.


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David Badillo
  • David Badillo
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