Atrás quedó la última fecha FIFA del año, hasta marzo de 2025 regresa la actividad de selecciones nacionales. La verdad sea dicha, la última ventana del futbol de combinados nacionales no dejó nada memorable para el recuerdo.
En Sudamérica la eliminatoria rebasó el ecuador y las cosas siguen igual; se trata de Argentina, y los demás. La campeona del mundo lidera la clasificación como lo ha hecho prácticamente desde el inicio.
25 puntos tiene la selección de Lionel Scaloni, 5 más que la Uruguay de Marcelo Bielsa, que viene de empatar en Bahía ante una irreconocible Brasil que marcha en el quinto lugar y está a tiro de piedra de la segunda posición, empero, en la cornisa de salir de la línea de calificación directa. Lo cual resulta dramático, considerando que hay hasta siete boletos para la Conmebol.
Está muy lejos del “juego bonito” el equipo de Dórival Júnior. Tanto a los jugadores como al director técnico les ha quedado enorme el paquete de representar cabalmente al Scratch. Parecen unos impostores vistiendo la verdeamarela.
En estos momentos el equipo brasileño está muy lejos de ser un firme candidato hacia el mundial de 2026, que se disputa en dos países que representan un mercado formidable: México y Estados Unidos.
En la Concacaf quedaron definidas las cuatro selecciones que disputarán el Final Four de la Liga de Naciones. Estados Unidos, Canadá, Panamá y México se enfrentan en el cuadrangular que define al campeón de este pobrísimo torneo.
La selección de Javier Aguirre tuvo que hacerlo por la vía “heroica”, remontando ante Honduras tras un partido de ida patético que concluyó dos a cero a favor del conjunto catracho.
Cuando alguien cumple con su obligación no es digno de ningún encomio, te vas a dormir en paz y sanseacabó. No comparto la algarabía que despertó el aplastante cuatro a cero del partido de vuelta en Toluca.
El globito tricolor se infla muy fácil y la prensa matraquera de toda la vida, llenó de loas al combinado nacional como si se tratase de una hazaña el haber avanzado a la instancia final de la Liga de Naciones, y de paso, evitar el ridículo de tener que recurrir a una repesca para llegar a la Copa Oro.
De vuelta a las ligas, el futbol de clubes sigue su curso con un calendario saturado hasta el verano del mundial.
En nuestro sui géneris torneo doméstico, entramos al momento de la verdad: la fase final.
El rival a vencer es el Cruz Azul, si la Máquina de Martín Anselmi mantiene su nivel, no veo quién pueda detenerla. Ni siquiera el América “de Puebla”.
Las Águilas, ahora devenidas en poblanas, ya encontrarán cualquier resquicio para huir de Ciudad de los Deportes y jugar la fase final como arrimados en la Angelópolis.
Para la afición capitalina del América y la tradición del club, es una mentada de madre sacar de su ciudad al bicampeón del futbol mexicano en la etapa culminante del torneo y ante la envergadura de rivales a los que podría enfrentarse en dicha instancia.
Siente tu liga.