Desde el mes pasado nuestra ciudad ha estado viviendo una intervención no vista desde hace muchos años y que la ciudadanía ya consideraba como impostergable, le hablo lector mío de la renovación de su carpeta asfáltica en avenidas estratégicas como el Felipe Ángeles, la México-Actopan, Boulevard Colosio allá por la salida a Real del Monte, Avenida Madero y varias más.
Estas obras han llegado con las ya conocidas promesas que son: mayor fluidez vial, movilidad más segura y nueva imagen urbana. Es cierto, Pachuca necesitaba ya una reparación profunda a raíz de la cantidad de agua que cayó con las lluvias recientes pero este cambio no fue por lo de ahora créame, durante años se acumularon baches como quien acumula deudas, es decir, en silencio, hasta que la cosa se volvió imposible de ignorar; seguro estoy que dentro de poco transportistas y automovilistas celebraran manejar por una superficie más uniforme, reduciendo el número de accidentes, los desperfectos en sus unidades y la reducción de tiempo de traslado en horas pico, en otras palabras, estaremos mejor.
Sin embargo y no quiero que me lea como pesimista pero estas obras están quiéralo o no dejando dudas razonables en aquellos que toman estas decisiones. Primero, es claro que hay una falta de estrategia clara de movilidad mientras se realizan los cierres parciales de avenidas, hoy en día hay embotellamientos diarios producto de lo que aparenta una mala pleaneación del trabajo técnico, y segundo, de acuerdo con algunas personas con las que he platicado y que se dicen expertos del tema, la renovación se está centrando en el asfalto y no en resolver todo los problemas de fondo como drenajes colapsados, señalización deficiente y banquetas deterioradas.
El ciudadano no pide obras espectaculares, pide obras que duren, que resistan, que no vuelvan a agrietarse o romperse cada temporada de lluvias, créame que no necesitamos que repavimenten calles cada tres años, necesitamos plantificación, materiales de calidad y una visión integral de movilidad urbana.
Todo este trabajo “asfáltico” es en si un paso a la dirección correcta, y debe ser por obviedad acompañado de mantenimiento preventivo claro y preciso, sino, le aseguro que andaremos viviendo en un eterno déjà vu de baches apareciendo por doquier. Esperemos que todo este polvo que andamos respirando valga la pena.