Cuando el Movimiento de Renegación Nacional vió la luz allá por julio del 2014, hace menos de una década, muchos escépticos criticaron ese nacimiento augurándole poco impacto, nada más lejos de la verdad y la historia probó lo contrario, es hoy la primera fuerza política de este país.
Su nombre tiene todo el doble sentido que usted pueda imaginarse lector mío, no hay que darle mucha vuelta, y máxime que en sus origenes se manejo tanto que este partido representaba la esperanza de millones de mexicanos para transformar al país y quitar privilegios a la casta política reinante.
El siguiente martes es 12 de diciembre y se celebrará a nuestra morena del Tepeyac, a la Virgen de Guadalupe, la que siglos atrás llegó para transformar al pueblo mexicano y darle la esperanza de una mejor vida con una virgen como ellos, del mismo tono de piel.
En fin, una historia por demás interesante por sus paralelismos, pero bueno, quitando estas elucubraciones, desde hace unas semanas, el fervor guadalupano se ha hecho presente ya, lo que representa para los mexicanos católicos una de las celebraciones más importantes a nivel nacional, fiesta que tiene su registro de inicio histórico desde el año 1667, es decir, hace más de 350 años.
Desde entonces millones son los que han peregrinado hasta el cerro del Tepeyac para venerarla en el templo mariano más grande del planeta: La Villa, que dicho sea de paso es el segundo lugar católico más visitado en el mundo, después de la plaza de San Pedro en El Vaticano.
Así que la crema y nata del catolicismo está ya presente y para no perder la costumbre del mexicano, empezará por igual el maratón Guadalupe-Reyes, más de 20 días llenos de posadas, Nochebuena, Navidad, Año Nuevo, rosca de Reyes y por supuesto, excesos de comida y de alcohol, además por ahí cuentan que muchos osados llevarán este bacanal hasta el 2 de febrero, cerrando con el Día de la Candelaria.
Sincretismos que dan origen a nuestras tradiciones de fiesta y religión.