No podía terminar esta semana sin hacer mención al hecho donde Hidalgo volvió a ser escenario de un episodio que reveló un conflicto que parece un ciclo interminable: los estudiantes del Mexe nuevamente se manifestaron, con las mismas formas y el mismo tipo de demandas que desde hace décadas nos mantienen en vilo como sociedad.
Lo de estos días fue más de lo mismo, carreteras y avenidas bloqueadas, desquisiamiento vial y la eterna narrativa de la victimización se hicieron presentes; y es que el Mexe se ha convertido en un estandarte histórico de algunos sectores, pero también en un símbolo de chantaje y resistencia a una verdadera modernización del sistema educativo.
No me mal entienda lector mío, es cierto que la educación rural tiene un papel que cumplir en un país desigual como el nuestro, pero no puede seguir secuestrada por métodos de lucha que rayan en la extorsión social. Los normalistas del Mexe reclaman apoyos, cumplimientos de promesas y tierras pero pocas veces se habla de resultados concretos que ellos puedan dar ¿Qué calidad educativa ofrecen? ¿Qué nivel de compromiso real tienen con las comunidades de donde vienen? ¿O se tratará acaso de mantener a una escuela mas que por méritos académicos por razones ideológicas?
Nuestro gobierno estatal tiene el reto de dejar de administrar el conflicto y enfrentarlo con una política clara, no se trata de desaparecer al normalismo, pero tampoco de tolerar que una inconformidad desemboque en un caos que daña a miles de ciudadanos ajenos a la disputa. El Mexe debe ser revisado con seriedad, si es viable que se creen reglas claras de transparencia y rendición de cuentas, pero si no lo es, que se tenga la sapiencia de reconfigurarlo con un modelo moderno y sostenible. Lo que no puede seguir ocurriendo es este teatro repetido, donde unos se dicen mártires sociales y otros juegan a tener oidos sordos; al menos el de esta ocasión, Natividad Castrejón tuvo las tablas para saber manejarlo.
En fin, así las cosas en el mundo de la docencia, las tomas de las avenidas en días pasados, es una raya más al tigre llamado educación, ya ve que tenemos docentes que no dejaron su cargos ahora que llegaron a ser regidores, cobrando en ambos lados con cargo al erario, la pregunta sería: ¿Si no dejaron su cargo quién está dando sus clases?.