La cuarta transformación para los morenistas es un gran reto para consolidar los cambios y tumbar de tajo (en palabras del presidente López Obrador), el “pinchi” modelito junto con sus seguidores.
Ese modelo político que centró su esencia en favorecer a los intereses de grupo, a los capitales extranjeros y sobre todo privatizar los bienes públicos de la nación está de momento aniquilado.
Indebidamente se apropiaron del lenguaje, de las instituciones y del poder político hasta la ignominia.
El rechazo en las urnas el pasado mes de junio fue muy claro:
No más PRIAN. Esos que defendían lo “políticamente correcto”, hoy se retuercen ante un discurso despojado de hipocresía y de la intelectualidad clasista al servicio del viejo régimen.
El reto para el movimiento encabezado por AMLO cuya continuidad está garantizada con Claudia Sheinbaum (segundo piso), es un reto que a los simpatizantes de MORENA nos debe preocupar.
La construcción del segundo piso en términos arquitectónicos (políticamente hablando), debe encontrar su corolario en el 2042, es decir en 18 años para que podamos estar hablando de una consolidación estructural.
Bien solidificada como en la Ciudad de México antes el Distrito Federal.
La oposición desde 1997 no ha vuelto a gobernar el centro del país a pesar de todos los intentos.
Desde Cuauhtémoc Cárdenas hasta hoy con la próxima jefa de gobierno Clara Brugada han sido infecundos sus intentos por regresar.
El cartel inmobiliario encabezado por Santiago Taboada en las pasadas elecciones se quedó abajo por casi 15 puntos.
No hay manera de rebasar lo que con dedicación y tino se atiende.
La política no es cosa fácil…
Después de 27 años es imposible o, mejor dicho, un absurdo creer que pueden recuperar la Ciudad de México.
Es un cambio irreversible pues las políticas sociales que se han traducido en derechos sociales han sido el instrumento más efectivo en el bienestar social.
Por tanto, aceptación.
En ese sentido vale la pena leer el texto de Martí Batres Guadarrama cuyo título lleva: “De políticas sociales a derechos sociales, la transformación” editado por Porrúa.
Se vale pensar en futuros deseables desde una prospectiva política transformadora.
Así como Naciones Unidas impulsó una agenda global a través de la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” a favor de las personas, el planeta y la prosperidad buscando fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia, en MORENA se debe estar planteando una agenda de largo aliento donde los principios rectores de no robar, traicionar y mentir estén tatuados en los actores del cambio.
La vida política del país ha tomado un rumbo distinto.
Proporcionar bienestar social a través de los derechos sociales que garanticen un mejor nivel de vida entre aquellos que menos tienen, combatiendo la pobreza y desigualdad social es imperativo.
El presidente López Obrador se despide con grandes obras y con el impulso que lo caracterizó desde el inicio de su gobierno. Disruptivo y desafiante a los grupos de interés y de presión enquistados en el poder.
Falta mucho por hacer. La consolidación de la transformación es de largo aliento.
Vamos por el cuarto piso, pero antes, la consolidación del segundo con la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
@CUAUHTECARMONA