El artículo 7 constitucional señala con toda claridad que es inviolable el derecho humano a la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio.
Lo anterior cobra relevancia si se considera que según una nota publicada por el periódico El Universal el pasado 18 de julio, cada tres semanas se da un caso de censura oficial y cada 12 horas hay una agresión contra periodistas.
En este contexto, la nota señala que “en los últimos 18 meses, al menos 27 periodistas han sido víctimas de censura y acoso judicial por sus críticas a funcionarios, gobernadores y legisladores ligados al partido hegemónico Morena”.
Es evidente que esta censura alcanza, también, a ciudadanos que han expresado su opinión, en redes o en persona, sobre los funcionarios del mismo partido o ligados a la autodenominada cuarta transformación.
Sin duda alguna, los casos más escandalosos y que reflejan claramente la naturaleza de los funcionarios de la 4t son los relacionados con el presidente de la mesa directiva del Senado de la República y el de la diputada que, en el colmo del ridículo, ha sido denominada “dato protegido” por la propia autoridad jurisdiccional a efecto de “salvaguardar” su identidad sin pensar que la propia ciudadanía ha mostrado su repudio en redes ante la medida tomada.
Es claro que la libertad de expresión tiene límites, pero en el caso de los servidores públicos de elección y de designación, es claro, también, que estamos dentro de una categoría especial en la que nos encontramos bajo un mayor escrutinio público y, por ende, somos susceptibles de una crítica ciudadana mayor.
Resulta risible también, que los miembros de la 4T todo el tiempo en que fueron oposición realizaban críticas constantes al gobernante en turno y, ahora, no quieren que se critiquen y se hagan evidentes sus errores.
Además, no se puede dejar de mencionar lo preocupante que es que para lograr el objetivo de silenciar a los ciudadanos ante la crítica se utilicen a las instituciones estatales, el uso faccioso de la justicia y de otras instituciones augura tiempos terribles para la libertad de expresión.
Esas acciones nos dejan ver el rostro completo de morena y sus aliados, deja ver el perfil autoritario de quienes forman este movimiento y confirma que su lucha nunca ha sido por los derechos humanos y por mejores condiciones de vida para todos, al contrario, su lucha es por ellos mismos y por tener una vida de privilegios que no debe ser criticada por nadie.
En democracia, la crítica es necesaria, sirve para que el gobierno en turno rectifique sus actos y reflexione sobre las políticas implementadas; una democracia sin critica no es más que una dictadura en la que los integrantes del gobierno fingen que todo está bien y solo escuchan a sus aduladores haciendo oídos sordos o, como es el caso de México, silencian a todas las voces críticas llegando al extremo de usar a las instituciones para tal efecto.
En el 2027 deberemos cambiar esta situación, debemos hacer todo lo necesario para recuperar nuestra democracia.