La pandemia de coronavirus acentúa la brecha salarial. El tercer trimestre del año mantuvo condiciones desventajosas para el género femenino, afirma un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad.
Indica que entre marzo y abril, más de 5 millones de trabajadoras perdieron su empleo. Durante julio, agosto y septiembre, el número de mujeres que ganaban más de tres salarios mínimos representó casi la mitad de los hombres que percibieron este nivel de ingresos.
En contraste, la mayor proporción de mujeres ocupadas ganaban menos de dos salarios mínimos. Desde enero hasta septiembre, hay más mujeres con menores ingresos en comparación con aquellas que ganan más de este rango, detalla el reporte.
En el tercer trimestre de 2020, las mujeres en la informalidad ganaron 19% menos que los hombres. Por su parte, los ingresos de las trabajadoras en el sector formal fueron 13% menos que los trabajadores.
Los beneficios de la formalidad no solo son salariales, es la puerta de entrada para la seguridad social, que va desde atención médica, guarderías, ahorro para el retiro y prestaciones en caso de invalidez o fallecimiento.
Durante el primer trimestre, el porcentaje de mujeres formales (43 por ciento) fue menor al de mujeres informales (57%). En el segundo trimestre la distribución cambió. Las mujeres en la informalidad disminuyeron (50%) y las formales aumentaron (50 por ciento), encontrándose en proporciones iguales.
Esto pudo ser ocasionado por un mayor número de mujeres informales que salieron de la economía tras la reestructuración a causa de la pandemia.
En el tercer trimestre, la población regresó a la “normalidad”. Ahora, la proporción de mujeres en el sector informal (53%) es mayor al del formal (47%).
“Si bien, esta distribución no es óptima, es importante cuestionar por qué ocurrió. A pesar de que el sector informal carece de acceso a seguridad social, es posible que en un contexto cambiante como el de la pandemia, la falta de oportunidades para las mujeres las obliga a buscar otras opciones de empleo dada la falta de creación de trabajos formales”. El Imco concluye que las diferencias de ingresos son uno de los principales desafíos en la implementación de políticas para revertir las desigualdades. _