Se cumplen 45 años de la famosa Demolition Night, nombre del suceso que inició con la muerte del fenómeno musical de los años setenta, la música disco, que nació en Filadelfia pero que tuvo su época de mayor auge en la ciudad de Nueva York con la aparición de discotecas y de la emblemática Studio 54.
Este ritmo se gestó y se fortaleció en medio de movimientos sociales de rechazo a la guerra de Vietnam y de lucha por los derechos de la raza afroamericana y su furor llegó acompañado de noches de excesos, en las que proliferaba la droga y el sexo además de brindar un espacio de expresión, libertad y entretenimiento a la cultura homosexual de aquella época e impulsar a nuevos grupos y cantantes —en su mayoría afroamericanos— que se adueñaron de las listas de popularidad.
La música disco tuvo diferentes opositores, entre ellos amantes del rock así como personas racistas y homofóbicas, que vieron en este género un enemigo a vencer.
Este rechazo provocó que dos DJ de Chicago, Steve Dahl y Garry Meier aprovecharan la multitudinaria asistencia a un juego de beisbol para pedir a la gente que llevaran sus ejemplares de música disco y hacerlos volar, además de pancartas con la leyenda “Disco Sucks” (la música disco apesta).
A partir de la explosión, miles de aficionados y la multitud enardecida que no pudo ingresar al estadio iniciaron varios disturbios, lo que causó que los beisbolistas no regresaran después del descanso.
Con menos de media hora de duración, la Demolition Night había cumplido con su propósito: denostar la música disco ya que, a partir de este evento, la actitud anti-disco se propagó en otros estados de Estados Unidos y varios grupos y cantantes optaron por otros géneros musicales para seguir vigentes.
Aunque Dahl lo ha negado, este evento dejó una impresión que la historia guarda: había que acabar con esta música impulsada por homosexuales, afroamericanos, latinos y otros grupos minoritarios que buscaban a gritos espacios para sentirse libres.
Para muchos de nosotros, que simplemente disfrutamos de su ritmo y del ambiente de las discotecas, la música disco deja un legado que es palpable en la actualidad: moda, películas, nostalgia, una esfera de espejos y una notable influencia en muchas de las canciones que aún bailamos, pues la música se apreciaba por sus notas, no por el color de quien la cantaba.
Claudia.Rivera@iberotorreon.mx