En el episodio anterior (con títulos desplazándose de abajo hacia el horizonte, como en Star Wars) nos quedamos en que el primer rompimiento propio entre Enrique Alfaro Ramírez y Raúl Padilla López fue total el 22 de febrero de 2010 cuando el entonces alcalde de Tlajomulco (llegado por la alianza PRD-PT) declaró a su demarcación “territorio liberado” del “chantaje” del único Licenciado del Grupo Universidad, y corrió a los incondicionales de Padilla, como el entonces encargado de Cultura municipal, Enrique Velázquez.
La reacción fue inmediata: el PRD local, controlado por Raúl, no solo le retiró el respaldo político sino que empezó una ofensiva política contra el ayuntamiento desde diversos frentes: regidores, dirigentes partidistas y académicos, y le afectó al grado que no se autorizaron preparatorias ni centros universitarios en Tlajomulco pese a su crecimiento poblacional exponencial.
Al paso de los meses y teniendo claro que buscaría la gubernatura, Alfaro impulsó una coalición de partidos de izquierda que lo respaldaran para lo cual tuvo que buscar a Padilla (como apoderado del PRD), quien habría puesto como condición que la mayoría de las candidaturas quedaran para el Grupo Universidad, cosa que Alfaro no aceptó, de allí que los alfaristas decidieran crear la semilla del movimiento que lo respaldaría en su proyecto: la organización política estatal Alianza Ciudadana que surge el 7 de enero de 2012 y la cual “ignoró” al PRD local, al sostener comunicación directa con el precandidato presidencial del sol azteca, PT y MC, Andrés Manuel López Obrador –también adversario de Padilla-. De manera velada Alfaro se alió también con el entonces gobernador panista, Emilio González Márquez, cuyo equipo no respaldó al abanderado albiazul, Fernando Guzmán Pérez Peláez.
En las campañas del 2012 los leones negros respondieron con una ofensiva más extendida en contra del ya candidato de Movimiento Ciudadano y PT a la gubernatura. Según perredistas locales, gran parte del dinero que debía ser para las campañas de los candidatos del PRD se fue a financiar una campaña negra contra Alfaro: el objetivo no era ganar regidurías ni diputaciones mucho menos el estado, sino frenar al emecista.
Llegó el día de la elección y los leones se fueron con el PRI (y muchos panistas con Alfaro). La noche del 1 de julio de 2012 hubo resultados metropolitanos que ponían a Alfaro a la cabeza, pero conforme llegaron los cómputos del voto verde -de los municipios foráneos-, la tendencia cambió: Enrique Alfaro, 1 millón 160 mil votos; Aristóteles Sandoval, del PRI, 1 millón 309 mil sufragios en números redondos; la diferencia entre ellos, unos 148 mil votos (Guzmán quedó muy atrás, con 695 mil).
Nadie sabe con certeza cuántos votos le quitó el grupo del Licenciado a Alfaro en 2012 ni cuántos le dio al PRI, pero hay referencias interesantes: 1) En la elección anterior de gobernador, en 2006, el PRI había obtenido 1 millón 187 mil votos y para 2012 creció en 122 mil votos. 2) En 2006 el PRD obtuvo 224,590 votos, pero en 2012 apenas 115,347, es decir, perdió 109 mil 243 votos.
Si bien el PAN fue el que perdió más de una elección a otra (de 1.2 millones de sufragios en 2006 a apenas 695 mil en 2012), parece evidente una migración de casi el 50 por ciento del voto del PRD-Grupo UdeG hacia el PRI de una elección a otra.
Tan claro vieron esto en el tricolor que en el gabinete inicial de Aristóteles Sandoval aparecieron varios prominentes leones negros: Ricardo Villanueva en la Sepaf; Jaime Agustín González, en Salud; Myriam Vachéz en Cultura, y en otro nivel, Fernando Favela en Fiestas de Octubre, y le siguieron apoyos presupuestales adicionales para la casa de estudios… En el próximo tiro: la segunda reconciliación Padilla-Alfaro. ¡Tema de Star Wars, maestro! (Y en escenas post crédito: Que tenga usted una muy feliz Navidad).
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