Desde que llegó la telefonía celular a México he sido cliente de la misma compañía, siempre.
Por mi trabajo siempre he necesitado tener la mayor cobertura, incluso desde cuando se cobraba el roaming nacional y había muy poca señal en las autopistas.
Siempre había tenido una excelente atención de los empleados y operadores de mi compañía celular salvo un exabrupto hace unos años cuando cargaron de manera masiva la prima de un seguro que no recuerdo de qué era, pero que salvo la molestia de llamar para cancelar no pasó a mayores.
Ahora, en pleno siglo 21, época de las TICs y en pleno auge de la inteligencia artificial y cuando el fundador de mi compañía de telefonía celular vuelve a escalar peldaños en las listas de los hombres más ricos del mundo -lo cual me alegra, en verdad- me orillaron a pagarles un extra, un cargo desproporcionado que nadie de la compañía me pudo dar detalles.
La factura de diciembre llegó un 724 por ciento más cara, es decir, la octuplicaron sin decir ¡bit va!
En el servicio de chat, primero, y después en uno de sus grandes Centros de Atención solo atinaron a decirme que supuestamente me acabé los datos de mi plan y que seguí consumiendo y eso me elevó la cuenta hasta el infinito y más allá.
Lo increíble de la historia es que, según ellos, en un solo día consumí como el 80 por ciento de mis datos -lo cual nunca había ocurrido-, y al pedirles el registro de esas descargas argumentaron que “pudo haber sido” que descargué o actualicé aplicaciones “en segundo plano” o que se hizo “un respaldo automático”.
No me demostraron las supuestas descargas descomunales y yo no le hallé a mi teléfono cómo detallar el consumo de datos en la fecha referida, así que con la intermediación de la legendaria Procuraduría Federal del Consumidor mi compañía “me concedió” un “descuento” del 25% que, a final de cuentas, representó un pago extra de fin de año de un 468% más de lo habitual. Lo mejor – o peor- de esta historia es que ya me topé con otras dos personas a las que nuestra compañía les dijo este mes que también se acabaron su plan y consumieron datos de más. ¿Cuántos seremos, en total, los que aportamos a #ElAguinaldodeSlim?
P.D. ¡Muy feliz Navidad!
