Política

Aquí no hay ni un Harvey Weinstein

No pretendo –ni podría, aunque quisiera- hacerle competencia a Álvaro Cueva, Susana Moscatel ni a la Chapoy y otros periodistas del espectáculo, pero hay un asunto que me parece muy importante y que surgió recientemente del mundo de la farándula y que hizo emerger, en diversos ámbitos, un problema ignorado por años, oculto por miedo y temor y que no es exclusivo de los famosos.

Harvey Weinstein pasó de ser conocido como un poderosísimo productor de Hollywood a ser un sinónimo de acosador y violador de mujeres, principalmente de actrices que lo han denunciado en un efecto cascada: faltaba que una actriz se atreviera a romper el silencio para que muchas más la secundaran y le exhibieran sus abusos.

A los señalamientos contra Weinstein surgieron otros que apuntaron a más personajes del mundo del cine, la televisión, la fotografía y modelaje que ahora, esperemos, paguen por su mal proceder.

Pero mientras en Estados Unidos van en aumento las revelaciones en contra de acosadores, en México ha prevalecido un extraño pero previsible silencio y no solo en el círculo del cine. Muchas famosas han opinado del problema, pero lo han hecho con generalidades, sin señalar los nombres de los abusadores, sin ponerles cara y apellido.

Y no, no es que quiera que haya “escándalos” aquí, sino porque si no se visibiliza a los causantes éstos seguirán actuando, replicando su actuar en la obscuridad que brinda el anonimato, aprovechándose del miedo de las mujeres a ser señaladas de “conflictivas” y que termine así su vida profesional al cerrarles muchos otros las puertas en cualquier ámbito en el que se desarrollan.

En el deporte, en la industria, en las organizaciones sociales y hasta en el servicio público circulan historias de este tipo que desafortunadamente no cristalizaron en una denuncia formal, en una querella ante alguna fiscalía o instancias laborales, porque la afectada no desea ser etiquetada de “escandalosa”, que “ella se lo buscó” o de que “se lo merecía por ligera”. Muchas de las veces esos casos tampoco salen a la luz pública por una negativa de la víctima, por el temor a las represalias del agresor o de quienes respaldan a ese personaje, pero casos los hay –y con toda seguridad son miles cada día-, y hasta parecen increíbles por los círculos en los que ocurre: Desde un secretario que intenta propasarse con alguna dama, un empresario que corteja a mujeres que le piden una cita de trabajo o que les acaricia la mano o un brazo; jefes que lanzan piropos subidos de tono o albures a sus subordinadas o que las presionan para que accedan a favores sexuales y hasta aquellos que aprovechan para tomarles fotografías sugerentes sin su consentimiento y que muchas veces después las circulan en redes sociales, éstas entre muchas otras acciones que no solo faltan al respeto, sino que atentan contra la integridad y dignidad de la mujer.

Ojalá que aquí también pasemos a ser una sociedad que condene el abuso y al abusador y no a la víctima, que garantice la tranquilidad de quien denuncia acoso sin temor a represalias ni a ser etiquetada por los demás, y que sancione de manera ejemplar al acosador. Ojalá.

celso03@icloud.com

Google news logo
Síguenos en
Celso Mariño
  • Celso Mariño
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.