El pasado mes de marzo tuvieron lugar en China los Diálogos de Alto Nivel del Partido Comunista Chino, un encuentro con líderes de todo el mundo en el que el presidente Xi Jinping presentó la Iniciativa para la Civilización Global. China hizo, con esta iniciativa, una defensa de la multipolaridad. Un llamado a respetar la diversidad de las civilizaciones en el mundo; a defender los valores comunes de la humanidad (paz, desarrollo, justicia, libertad); a fomentar el diálogo y la cooperación entre las civilizaciones, para promover el entendimiento y la amistad entre los pueblos. La iniciativa defiende la tesis de la igualdad de las civilizaciones. Afirma que todos los países deben tener la mente abierta para apreciar los valores de las otras civilizaciones y, así, resistir la tentación de querer imponerles sus propios modelos.
La Iniciativa para la Civilización Global fue dada a conocer en el contexto de una actividad diplomática muy intensa en China. A fines de febrero, Pekín dio a conocer un plan de 12 puntos para terminar la guerra en Ucrania. A principios de marzo, Irán y Arabia Saudita anunciaron su voluntad de restaurar relaciones como parte de un acuerdo promovido por China. A mediados de marzo, Xi Jinping recibió en China al presidente Lula para hablar de la guerra en Ucrania, el comercio en el mundo y la necesidad de dejar atrás el dominio del dólar. Recibió después, mientras apoyaba el diálogo entre Israel y Palestina, al presidente Emmanuel Macron. “El mundo, hoy, está experimentando profundos cambios históricos”, dijo Xi. “China y Francia promueven la multipolarización del mundo y la democratización de las relaciones internacionales”. Macron respondió que Francia, al igual que Europa, apoya la política de una sola China con respecto de Taiwán: “Es una posición que siempre ha sido compatible con la posición de un aliado (…) Ser aliado no quiere decir ser vasallo”.
El mundo está en efecto en un parteaguas histórico, como dijo Xi. China no quiere ya vivir en un mundo dominado por la hegemonía de Washington. Quiere un mundo multipolar. No solo China. La mayoría de los países quiere un mundo multipolar; no desea ya ver a Estados Unidos como el poder global predominante. Este consenso ha sido expresado en el caso de la guerra en Ucrania: la mayoría de los países en el mundo, en efecto, no ha querido apoyar las sanciones que promueve Estados Unidos contra Rusia.
La razón que explica este parteaguas histórico es el cambio que ha ocurrido en la economía global. Estados Unidos no es ya la economía dominante en el mundo, y el G-7, que incluye a Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Italia, Alemania y Japón (lo que normalmente llamamos Occidente), es ahora ya menor en su producción agregada a la de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (los BRICS). La demografía habla también con elocuencia. Estados Unidos tiene cuatro por ciento de la población mundial; China tiene más de 17 por ciento. Vivimos ya, de hecho, en un mundo multipolar. Pero esta realidad no es reconocida por Estados Unidos, que utiliza el discurso de la defensa de la democracia y los derechos humanos para impulsar sus propios intereses en el mundo, y los intereses de Occidente.