La verdad histórica y la nueva investigación de la CoVAJ coinciden en que José Luis Abarca protegía —o era parte— de la organización criminal que desató la matanza del 26 de septiembre y que la policía bajo su mando fue protagonista en la tragedia de aquella noche.
En febrero de 2015 los alumnos de la maestría de periodismo del CIDE obtuvieron el expediente completo de la investigación que muchos meses antes de la noche de Iguala había armado la fiscalía de Guerrero en contra del presidente municipal por el asesinato de Arturo Hernández Cardona, perredista adversario de Abarca. Escarbaron en el expediente y en fuentes locales, entrevistaron a algunos de los involucrados y presentaron el texto en Nexos en octubre de 2015 (https://www.nexos.com.mx/?p=26354). El reportaje abre con la reconstrucción de la madrugada del 1º de junio de 2013:
—¿Quieres una cerveza? —preguntó José Luis Abarca.
—No, yo tomo mezcal, como la gente humilde —contestó Arturo Hernández Cardona, mientras era sometido en el suelo.
—¿Qué tanto estabas chingando con el abono? Te daba gusto pintar mi ayuntamiento, ahora yo me voy a dar el gusto de matarte —amenazó Abarca, que sostenía un arma larga.
Los cómplices del alcalde de Iguala —entre ellos Felipe Flores Velázquez, secretario de Seguridad Pública municipal— levantaron del suelo a Hernández Cardona y lo llevaron al borde de una fosa. Abarca levantó el arma y le disparó al lado izquierdo del rostro. El cuerpo —aún con vida— no cayó por completo en el agujero; tuvieron que empujarlo.
La investigación de la fiscalía estatal reveló los nexos de Abarca con Guerreros Unidos, por lo que la llevó a las autoridades federales. El asunto se discutió más de una vez en el grupo de coordinación y el mismo Cisen presentó un informe al grupo un mes antes de la tragedia de Iguala comprobando tal relación.
René Bejarano, cercano a Hernández Cardona, y el entonces gobernador Ángel Aguirre hablaron con el procurador Jesús Murillo Karam y Miguel Ángel Osorio para que la PGR lo atrajera. Nada. Murillo dijo después que “no le mandaron la información”, aunque hay documentos que dicen que su PGR la recibió mucho antes del 26 de septiembre de 2014. Cada vez que la fiscalía estatal preguntaba, la PGR contestaba que ya casi.
Todo indica que fue un cálculo político y arrestarlo cerca de la elección de 2015 para afectar al PRD. Sí, que Abarca andaba tranquilo y libre aquella noche por un cálculo electoral.
Carlos Puig
@puigcarlos