Ha concluido el proceso interno de Morena para elegir a sus candidatos para competir en las gubernaturas en juego el próximo año.
El proceso acabó sin mayores sobresaltos —el famoso es el Checo Pérez, no su papá— y uno de los más complicados, el de Ciudad de México, tuvo a su favor un mandato del INE para que Clara Brugada quedara en el lugar que las encuestas le daban a Omar García Harfuch. Será tarea de la ex alcaldesa de Iztapalapa, si quiere ser elegida jefa de Gobierno, trabajar desde esa posición. Nada imposible, tampoco sencillo. Brugada es una política profesional y enfrentará a una oposición que desde hace unos años siente que es su momento para ganar la ciudad. Ya veremos, va a estar buena esa elección.
Las competencias electorales, ya sean internas o generales, siempre tienen perdedores —pregúntenle a Marcelo—, pero uno supone que los políticos que a eso se dedican, que eso eligieron, entienden que a veces se gana y, muchas veces, se pierde.
Omar García Harfuch no andaba en eso. Es un profesional de la seguridad, a lo que ha dedicado estudios y vida. Como debería ser con todo profesional de la seguridad, trabajó bajo gobiernos de tres siglas distintas: PAN, PRI y Morena, haciendo la chamba encomendada. Nunca anduvo en lo electoral, que hasta hace poco no le interesaba.
Una serie de factores se juntaron para que después de 2021, cuando los resultados en la elección encendieron un foco de alerta en Morena, las encuestas le mostraran a la jefa de Gobierno que su leal y eficiente secretario de Seguridad tendría las mejores posibilidades de sucederla.
Maldita la hora. Disciplinado como es, dijo que sí y pues aquí estamos.
Fue bastante obvio en los días de campaña que García Harfuch no era exactamente un buen candidato, pero eso no es un defecto, solo una característica. Brugada no es una buena policía, por ejemplo, pero es buena política. Se vuelve defecto cuando quieres hacer aquello para lo que no estás preparado.
Mucho se dirá en los próximos meses, que García Harfuch será secretario de Seguridad federal si Sheinbaum es presidenta, por ejemplo. La verdad es que ese lugar ya está ocupado por los que visten de verde. Además, así es la lucha por el poder, lo llenaron de acusaciones e insultos que ahora ni cómo retirar.
Tal vez el viernes perdimos a un buen profesional de la seguridad, y andamos necesitados de esos, por quererlo convertir en lo que no era.
La política es cabrona. Y las malas decisiones cuestan.