No estaba nada fácil para Marcelo Ebrard la carrera por la candidatura de Morena o la coordinación de la 4T o la obtención del bastón de mando o como quieran ustedes llamarle.
No solo por él, su historia con Andrés Manuel López Obrador, esta especie de distancia del movimiento en los años desde que dejó la Jefatura de Gobierno y la elección de 2018, sino porque además la oposición lleva un par de años insinuando que con ellos siempre habría un lugar, que se parecía más a ellos, que para allá tenía que ir.
Construido como elogio, al interior de la 4T se convirtió en una maldición.
Si ellos lo quieren, nosotros no debemos quererlo, pensaron muchos en Morena, algunos que importan en Palacio Nacional y así actuaron.
Hay que decirlo: cada vez que le preguntaron Marcelo, dijo que ahí se quedaría, en Morena, a lado del Presidente. Pero poco favor le hicieron los que enfrente le abrían la puerta o insinuaban que sería siempre bienvenido.
En el concurso de fidelidades que fue el proceso de Morena, eso no funcionaba muy bien.
Para colmo, Marcelo arrancó atrás en todas las encuestas —menos en las suyas de una empresa que empezó a hacer encuestas ayer—. Y aunque el Presidente aceptó algunas de sus reglas, impuso otras que impedían hacer una estrategia de comparación real que, al menos en la mente del ex canciller, le podrían haber dado ventaja en la carrera.
Quiso hacer propuestas, pero sabía que tenían que ser marginales, alrededor de lo que el Presidente ya hacía y había inventado. Por lo mismo, tuvieron poco éxito, poca resonancia. No se trataba de inventar un futuro sino de alabar el presente, pero se entiende la necesidad de Marcelo de establecer diferencias para adelantar a Claudia, que le llevaba ventaja.
Intentó bailar, sonreír, jugar; después se puso más serio. Nadie podrá culparlo de no haberlo intentado.
En estos días comienza a ver lo obvio.
Se dijo muy “preocupado por el gran desorden en el levantamiento de la encuesta esta mañana. Todo mi respaldo a Malú Micher y a Martha Delgado, quienes están (desde ayer y toda la noche) tratando de ayudar al éxito del proceso y a resolver los severos problemas que han ocurrido. Les mantendremos informados”. Morena aceptó que el arranque fue un caos.
Veremos qué hace Marcelo el próximo miércoles. Pero él aceptó las reglas, esa fue su decisión, eso le dirán.