Amistoso u oficial, queda claro que ante Chile no habrá nunca más en la vida un duelo insulso o de bostezo. Se disputó cada pelota como si estuviera en juego un último boleto a la próxima Copa del Mundo.
Los andinos aún dolidos por su ausencia en Rusia y los nuestros por aquel macabro 7-0 dignificaron el sentido de un partido de preparación. No se guardaron nada. Vidal vino para efectos catárticos al no pasarla del todo bien en Barcelona y Alexis Sánchez a divertirse como hace tiempo no lo hace con Manchester United.
Chucky Lozano volvió a demostrar que es él y el resto. Los estadios corean su nombre. Es el nuevo ídolo en tiempos de rostros y figuras ausentes. Corre por todos los balones, se quita rivales, no teme a las piernas fuertes de enfrente y levanta la mano para ser el hombre importante del naciente proceso independientemente del entrenador que llegue.
Érick Gutiérrez poco a poco se sacude la presión de las primeras apariciones. El cambio de aires le ha inyectado madurez. De hecho, su físico luce diferente. Más musculatura y mayor inteligencia en la cancha.
Néstor Araujo reúne todas las condiciones para ser el nuevo líder en la zaga. Si Moreno no reaparece o ya no quiere, el del Celta de Vigo sabe jugar y sabe gritar. Valiente en la cancha, humilde fuera de ella.
De lo negativo, Chaka Rodríguez en selección no es ni la mitad de lo que es con Tigres. El que de pronto parece Cafú con su club, se desmorona hasta casi desaparecer del mapa cuando viste de verde.
Y otro aspecto: la falta de gol. Con Raúl Jiménez hay voluntad de sobra, idea al por mayor, pero el gol sigue costando.
Cuatro amistosos en el interinato del Tuca, y el de Chile, por mucho, el que más aporta. Molero clase “gourmet”.
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