Política

VIH: cuando la discriminación mata…

Tengo toda mi vida profesional dedicada a la atención e investigación de las personas que viven con VIH o son afectadas de forma indirecta por el virus. En 15 años he visto un sinnúmero de pacientes. Incontables veces he atendido a personas con reciente diagnóstico e, invariablemente, el reto principal al que se enfrentan no es el manejo del VIH, sino lo relacionado con el aspecto social. De este último, el miedo al rechazo y la discriminación es por mucho el principal.

Aunque hoy nos creemos que somos una sociedad abierta y cada vez más incluyente a la diversidad, los hechos distan mucho de ello. Si bien científicamente el avance en el pronóstico, manejo y prevención de VIH es una historia increíble de éxito, logrando que las personas con ese virus, con tratamiento antirretroviral (que es gratuito en México para todos), tengan excelente calidad y expectativa de vida y sin riesgo alguno de pasar el virus a nadie, en el otro extremo de la historia está el estigma y la discriminación que siguen siendo el mayor lastre del que desgraciadamente hemos avanzado muy poco en las cuatro décadas desde que llegó ese virus a México.

Hace unos días acudió a consulta un paciente joven sano, empresario de 31 años. El motivo de consulta fue una prueba “reactiva” de VIH, derivado de la evaluación médica como parte del proceso para adquirir un crédito hipotecario en un banco. El crédito le fue negado, sin dar opciones.

Lamentablemente ese hecho no fue sorpresa para mí. En estos 15 años he sido testigo de múltiples actos de discriminación en los que a mis pacientes les han negado trabajos, créditos, seguros, ingresos a equipos deportivos de alto rendimiento, visas de trabajo y un gran etcétera. Esto debe parar…

Yo jamás he visto que a alguien se le niegue un crédito por fumar, cuando el tabaquismo es la primera causa de muerte en el mundo. Tampoco he sabido que debas hacerte una mastografía para acreditar que no vives con cáncer de mama, lo cual tiene en muchísimas ocasiones un peor pronóstico que el VIH… y la lista es larga en cuanto a las enfermedades “crónicas” que los bancos argumentan como potenciales riesgos y que no necesariamente buscan. Entonces, ¿por qué buscar unas enfermedades y otras no? ¿Por qué sí buscar VIH a pesar de ser una enfermedad con excelente pronóstico y calidad de vida, para el cual existe tratamiento muy efectivo? Ahí es donde radica el estigma, la ignorancia y, como consecuencia, la discriminación.

En México, para realizarse una prueba de VIH, por ley se debe pedir un consentimiento informado por escrito. Y si bien los médicos y científicos creemos que esto puede implicar una barrera para la aplicación rápida, abierta y frecuente de VIH en el contexto clínico y así asegurar que todas las personas con virus conozcan su diagnóstico, la realidad es que la comunidad afectada y los activistas siguen pidiendo que esta ley no cambie. La razón es para que ninguna empresa, institución, banco y aseguradora pueda realizar una prueba sin consentimiento escrito y, así, disminuir en cierta manera la posibilidad de rechazo por el hecho de vivir con VIH, que, por cierto, es ilegal en nuestro país.

Sin embargo, la realidad es que esto sigue ocurriendo, como en el caso de mi paciente. Hace unas semanas vi en mi consultorio por primera vez a un mexicano que vivía y trabajaba en Qatar, pero se diagnosticó reciente infección por VIH y fue deportado, así, sin más, ese joven profesional.

Hasta 2019, Onusida reportó al menos 48 países en el mundo en los que las personas con VIH sufren restricciones y discriminación, como testeo obligatorio o revelación del diagnóstico para la entrada, residencia, permiso de trabajo o estudio, así como la dificultad del acceso en el país migrante a su terapia antirretroviral.

Al menos 19 países han reportado al menos alguna de las siguientes dificultades para el acceso a la salud de las personas con VIH: salud dental, intervenciones quirúrgicas, salud mental, consultas, seguridad social, etcétera. Ya ni hablemos de la criminalización o la discriminación por orientación sexual diferente a la heterosexual que, en nuestra región, representa una de las poblaciones más afectadas por el virus.

Esto es inadmisible.

Todo esto trae como consecuencia que las personas no se acerquen por miedo al diagnóstico oportuno y entonces haya transmisión del virus a otras personas porque no están en tratamiento. Por tanto, el estigma y la discriminación provocan que se diagnostiquen casos en el contexto de enfermedad avanzada y tengan peor pronóstico. Es decir, la discriminación mata… y es de las causas principales que han perpetuado esta pandemia por décadas.

Vivir con VIH no es un crimen, la discriminación y la violación a los derechos humanos sí lo son. ¡Basta ya!

Brenda Crabtree Ramírez

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Brenda Crabtree Ramírez
  • Brenda Crabtree Ramírez
  • Infectóloga e Investigadora. Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores, nivel 2. Representante del Consejo de Gobierno para Latinoamérica y el Caribe de la International AIDS Society.
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