Política

Antes de la Noche de Paz

Diciembre habla de paz todo el tiempo. Está en las canciones, en las luces, en los mensajes que llegan por inercia. A mí diciembre me encuentra pensando en lo que no se resolvió. Hay cosas que siguen abiertas aunque el año esté a punto de terminar.

La semana pasada escribí sobre la felicidad y me quedó una idea fija: todo puede cambiar en un segundo. Por eso diciembre no me tranquiliza. Se habla de la noche de paz como si fuera una fecha segura, como si bastara con llegar a ese día para que algo se acomode solo. Yo no la veo todavía.

En los momentos difíciles siempre vuelvo a la misma frase: “esto también pasará”. La tengo ligada a un cuento antiguo, donde un rey guarda un mensaje diminuto en un anillo para cuando todo parece perdido. No decía qué hacer ni prometía salidas heroicas: solo recordaba algo elemental, que el tiempo sigue.

Diciembre se aferra a esa idea. Hay que disfrutar, dicen, tener paciencia, hacer las paces. Pero la paz no es solo un estado interior. También depende de condiciones que no controlamos. Mientras tanto, el mundo sigue su propio ritmo. Hoy hay más de cien conflictos armados activos y más de ciento veinte millones de personas desplazadas por la fuerza.

Algunas guerras están todos los días frente a nosotros: Ucrania y Rusia, con una invasión que entra en su tercer año; Israel y Palestina, otra vez, con miles de víctimas civiles. No son conflictos nuevos ni breves.

Durante años se repitió que esta era la época más pacífica de la historia. Esa frase ya no alcanza. El derecho internacional ha intentado responder. La ONU nació con la promesa de que la fuerza dejaría de ser el lenguaje común. En 2016 se habló incluso del derecho a la paz. El texto existe. Está escrito. El problema es encontrarlo cuando se lo busca en medio de las bombas.

Cuando alguien habla de paz, hay una imagen que siempre me vuelve: Gandhi caminando, el golpe, el cuerpo que se levanta. Durante mucho tiempo creí que ahí estaba la respuesta. Con los años entendí que no siempre.

Mi tía decía que, para poder vivir, había que dejar de leer y de escuchar noticias por un rato. Y tal vez sea cierto por un rato.

Falta para la noche de paz. Llegará en el calendario. Lo que no está claro es cuándo llegará al mundo. Antes de desearnos paz, quizá habría que preguntarnos qué hacemos con un derecho que existe en los papeles, pero no siempre en la vida. Tal vez esa pregunta baste para cerrar diciembre sin certezas. Sin ruido. Sin prisa.


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Bertha Orozco
  • Bertha Orozco
  • Jueza de Distrito en el Estado de Hidalgo
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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