La polarización política del país está sembrada de odios entre los mexicanos. Es un cáncer explosivo cuya sombra enturbia los diferentes tejidos de la sociedad. La metástasis social es altamente tóxica y envilece todas las porciones de la vida pública. Incluida la médula electoral. Ante tal contexto, el INE se ha convertido en un factor de la oposición a la 4T. En torno al Plan B de la reforma, Lorenzo Córdova y Ciro Murayana han provocado que el INE se alíe a la oposición y se convierta en un poderoso contrapeso político a la iniciativa de reforma electoral de AMLO. La postura del INE se entiende, pero no se justifica. El INE no legisla, está para cumplir la ley que el poder legislativo y ejecutivo diseñen. El INE ha dado un paso para guerrear invadiendo ámbitos que no son de su competencia.
Esta atmósfera perturbada amenaza los procesos electorales del 2023. Por ello, las llamadas “precampañas” en el Edomex no prenden. Los focos de atención miran fuera. Ya se avizora guerra sucia.
Fruto de estas perturbaciones, se está contaminando el debate en el Estado de México. El representante de Nueva Alianza, Efrén Ortiz, durante la sesión del Consejo General del IEEM del pasado 23 de enero, volvió a sacar a la luz pública el vergonzoso affaire de las camionetas increpando a la Consejera Karina Vaquera. Usó la misma estrategia de la consejera Paula Melgarejo, es decir, desprestigiar a la consejera Vaquera.
El representante Efrén Ortiz, momentos antes, había defendido a su compañera de coalición Araceli Casasola Salazar, del PRD, por violencia política de género. Paradójicamente, después arremete con dureza contra la Consejera Vaquera. La acusa principalmente de pretender desacreditar al IEEM, dijo: “Fue usted incluso a dar hasta a Carmen Aristegui, para debilitar a esta autoridad electoral”, más adelante aseveró: “¿No le parece inmoral salir a hacer una campaña de desprestigio de la autoridad electoral previo al inicio de un proceso electoral, sacando este tema de las camionetas?
Efrén Salazar usa una vieja táctica de golpear para ablandar a la consejera. Pero los tiempos han cambiado. Además, se muerde la lengua, cree que nadie sabe de los privilegios que gozan los representantes en el Instituto. Autos, vales de gasolina, celulares, personal administrativo como secretarias, asistentes; gratificaciones, salarios, bonos, y otros innombrables etcéteras a costa del erario bajo un manto de opacidad institucional. Efrén Ortiz es un político mezquino y vaya si tengo pruebas para exhibirlo.
Bernardo Barranco