La epidemia ha producido cambios inéditos en la economía y en el empleo.
El “Quédate en casa” es difícil de medir laboralmente, aunque existe una categoría dentro de quienes tienen trabajo (la población económicamente activa o PEA) que nunca había tenido mayor relevancia pero que se disparó con el confinamiento: los ausentes. Son personas que tienen un vínculo laboral, que reciben alguna remuneración, pero que no se reportan en sus lugares de trabajo. “Este era un rubro insignificante donde se contabilizaban a personas de vacaciones o con algún permiso especial”, me dice Félix Boni, director general de Análisis de HR Ratings. Mientras en marzo había 946 mil personas ausentes, en abril fueron 9.5 millones. En junio ‘bajó’ a 6.4 millones, pero sigue siendo una cifra brutal, hasta ahora invisible.
“Puede ser desde una empleada que hacía tareas en el hogar, donde los patrones decidieron que no trabajara, pero le pagan algo de su sueldo”, agrega Boni. Lo que no se registra es cuánto cobran de su salario presencial. Según el reporte de HR Ratings, aún es difícil calcular el impacto macroeconómico de este aumento de los ausentes, pero no es menor si tenemos en cuenta que el confinamiento ya suma cuatro meses. Son personas que no están produciendo bienes y servicios pero, al tener alguna remuneración, sí demandan bienes y servicios. Mientras en abril de 2019 los ausentes eran 4.6% de la PEA, en abril de 2020 son 22%.
Hay otro cambio en la estructura del empleo que ayudará a medir de manera más precisa el daño laboral que trajo el covid-19. Dentro de la PEA hay dos categorías: ocupada y desocupada, en este último caso sin empleo, pero que buscaron en el último mes. Por su parte, la Población Económicamente No Activa (PNEA) también se divide en dos: los que están ‘disponibles’ para trabajar, pero no han buscado trabajo, y los ‘no disponibles’, porque no pueden trabajar (por edad o salud). “Las personas que perdieron su trabajo en la epidemia no se convirtieron en desocupados sino que pasaron directamente a la PNEA, porque aunque estén disponibles no pueden salir a buscar trabajo. Deben quedarse en casa, hay semáforo rojo y no hay empleos disponibles”, agrega Boni, “por eso la tasa oficial de desempleo subestima el nivel real de falta de trabajo”.
Estas personas que posiblemente no regresen a sus empleos no están en el rubro de PEA desocupada, sino en el de PNEA disponible. En abril del año pasado la PNEA disponible era 15% del total del PNEA, mientras que este año es de 40%.
HR Ratings sumó los ‘desempleados’ de la PEA y los ‘disponibles’ dentro de la PNEA, para dimensionar el tamaño real de la falta de oportunidad y posibilidad de trabajar en la epidemia. Los dos datos suman una tasa amplia de desempleo en abril de 33.8% versus 4.7% que fue la tasa de desempleo que reportó Inegi.
¿Cuántas personas representan estos porcentajes? 22 millones 182 mil mexicanos sin trabajo versus 2 millones 141 mil; una diferencia de rubros que deja invisibles a 20 millones de desempleados.
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