Desde inicios del siglo XX nuestro país ha abierto las puertas para todas aquellas personas que han tenido que salir de sus países a causa de los conflictos, buscando un lugar en donde puedan establecerse y crear mejores oportunidades de vida.
Las primeras migraciones que tuvieron lugar en el país fueron las de libaneses y armenios, que a causa de la persecución política, religiosa e inestabilidad política en el Imperio Otomano decidieron salir y llegar al norte de México.
Durante la Segunda Guerra Mundial, nuestro país jugó un papel importante para recibir en territorio nacional a decenas de españoles que huían de las políticas de Franco, tenemos, por ejemplo, la llegada de Luis Buñuel, reconocido cineasta. Fue gracias a Gilberto Bosques, ex embajador mexicano, quien por diferentes medios trasladó a los exiliados.
También durante este periodo, México recibió a miles de exiliados de la comunidad judía que fueron perseguidos por parte del ejército y que eran víctimas de un genocidio por su región y etnia. Siendo uno de los episodios más oscuros de la historia moderna.
Ya en años más recientes, durante el conflicto en Guatemala, nuestro país abrió la frontera sur de Chiapas para recibir a miles de guatemaltecos para qué se refugiaron de la violencia que se vivía en su país.
Fue a este último suceso que se creó un órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación para atender a las personas que llegaban al país en busca de refugio, en dónde pudiera empezar de nuevo, fue así como se creó la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados.
En días recientes, el comisionado del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, visitó el país y sostuvo un encuentro con el canciller, Juan Ramón de la Fuente, en dónde reconoció la labor del Estado mexicano en su actuar con la población refugiada en el país.
De esta manera, el Gobierno de la presidenta, Claudia Sheinbaum, demuestra la política humanista a favor de los solicitantes de asilo que llegan al país en búsqueda de encontrar condiciones idóneas para rehacer su vida.
Las personas migrantes son parte de la sociedad, la enriquecen tanto de manera cultural como gastronómica, ejemplo de ello la podemos encontrar en comida del diario, como los tacos árabes, que después de un tiempo se transformaron en los tacos al pastor.
México ha demostrado ser un país abierto para las personas de todas las nacionalidades, empático por las razones que un solicitante de asilo llega a nuestras tierras, y sobre todo, somos una nación hospitalaria que busca ayudar a quien lo necesite.