Política

Enfrentar la indignación con Sabines

“Alguien me habló todos los días de mi vida al oído, despacio, lentamente. Me dijo: ¡vive, vive, vive! Era la muerte”

Jaime Sabines es un poeta chiapaneco de origen libanés y, según José Emilio Pacheco, es el caso único que difícilmente se repetirá, del poeta leído y querido no por el público, que no existe, sino por cada persona que lo lee.

El corazón duele por todo y por nada; en México hay días que sentimos que se nos encoge solo porque sí y, a veces, se nos viene con el mundo encima. Se comprime el corazón, pero seguimos, juntamos las piezas y avanzamos. En la mente taladran aún las imágenes de un Culiacán siendo un paraíso del narco; una población inundada en medio de las aguas negras de Chalco; damos fe del cinismo insultante de la corrupción reflejada en un político chiapaneco presumiendo que ya compró el alma de dos senadores del extinto PRD, ahora siguen los de Movimiento Ciudadano para completar la misión, esos dos votos que se necesitan para aprobar la cuestionada Reforma Judicial.

Tenemos una frontera norte que será el epicentro de la fuga de capitales que se está edificando, los pobres serán los primeros en sufrir las consecuencias de esta reforma; siguen las madres buscadoras con la esperanza intacta tratando de encontrar a sus hijos en las entrañas de un México violento; atestiguamos a los niños que sufren cáncer con una entereza pocas veces vista y que siguen adelante.

Esto somos: el reflejo constante de un corazón roto, propio o ajeno, siempre palpitando adolorido. ¡Cómo nos duele este país! Hemos dejado de ser empáticos en el dolor que no entendemos, aunque a veces opresor para uno mismo, lo queremos ver siempre ajeno. ¿Por qué? Porque no nos gusta mirarnos en el espejo de la vida, solo para ver que somos el mero reflejo de lo que odiamos.

Pocos somos los que levantamos la voz con rabia porque sabemos qué nos duele y lo que nos depara el futuro, al final la incertidumbre baña nuestra frustración. Y así se nos van las vidas, nuestras y ajenas, tratando de remediar un dolor que nos une, pero que no aceptamos. Es más fácil intentar el olvido que recordar. Por eso aceptamos el caos y permitimos coquetear con el riesgo de ser víctimas de la fatalidad, como ver la separación forzada de un miembro de la familia, sufrir de arrestos injustificados, atestiguar y ser indiferentes ante los abusos al pueblo, aceptar mentiras que consolidan a una clase política con el narco, más corrupción, más muros y más todo…

Porque nosotros sentenciamos que esta clase política tome las riendas de este país. Por eso, es momento de acercarnos a la sensibilidad de Sabines y buscar un poco de sentido a la vida entre sus líneas.

“He tratado muchas veces de buscar a Dios y a la justicia. Soy un pobre diablo que anda entre el cielo y el infierno. Soy una gente que lo quiere todo y que no ha alcanzado nada. Durante meses o años, busco la justicia, el pan, la comida, la sal, la mujer, y hay momentos, breves momentos, en que he querido buscar a Dios... Nunca lo he encontrado, el día que lo encuentre me quedo callado”.

Ojalá la poesía de este chiapaneco haga eco en nuestros corazones en estos difíciles momentos que enfrentamos como nación.


Google news logo
Síguenos en
Arturo Argente
  • Arturo Argente
  • Tec de Monterrey, Campus Toluca.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.