¡Diles que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad.
—No puedo. Hay allí un sargento que no quiere oír hablar nada de ti.
—Haz que te oiga. Date tus mañas y dile que para sustos ya ha estado bueno. Dile que lo haga por caridad de Dios.
—No se trata de sustos. Parece que te van a matar de a deveras. Y yo ya no quiero volver allá.
—Anda otra vez. Solamente otra vez, a ver qué consigues.
—No. No tengo ganas de ir. Según eso, yo soy tu hijo.
Y, si voy mucho con ellos, acabarán por saber quién soy y les dará por afusilarme a mí también.
Es mejor dejar las cosas de este tamaño.
—Anda, Justino. Diles que tengan tantita lástima de mí. Nomás eso diles. Justino apretó los dientes y movió la cabeza diciendo:
—No.
Este es un fragmento del cuento ¡Diles que no me maten! del escritor mexicano Juan Rulfo que fue publicado por primera vez en agosto de 1951 en la revista América. Posteriormente sería incluido en la colección de relatos “El llano en llamas”, publicado en México por la editorial Fondo de Cultura Económica en 1953. Esta obra maestra nos sumerge en las profundidades de la moral, el perdón y las relaciones humanas.
Nuestro protagonista, Juvencio Nava, es un hombre atormentado por un crimen que cometió en su juventud. Vive con el peso de haber matado a su compadre, Don Lupe, en medio de una disputa por tierras. A pesar de que han pasado muchos años desde aquel fatídico día, el pasado tiene una forma peculiar de alcanzarnos cuando menos lo esperamos, las consecuencias de nuestro paso por la vida siempre se hacen presentes.
Juvencio ha logrado esquivar la justicia durante años, viviendo en la clandestinidad y con el miedo constante de ser capturado. Pero “Todo se paga en esta vida” y nuestro protagonista no fue la excepción. Es apresado y sentenciado a muerte por el hijo de Don Lupe, quien ahora es coronel.
La belleza de este cuento radica en su capacidad para llevarte por una montaña rusa de emociones. Desde el miedo y la desesperación de Juvencio, pasando por la ira y resentimiento del coronel, hasta llegar a la compasión de la víctima.
Este cuento involucra temas como el peso del pasado: A través de Juvencio, Rulfo nos muestra cómo las acciones de nuestro pasado pueden perseguirnos y afectar nuestro future. La venganza contra el perdón: El dilema del coronel representa la eterna lucha entre castigar a quien nos ha hecho daño o dejar ir el pasado y perdonar. La inevitabilidad del destino: A pesar de todos los esfuerzos de Juvencio por escapar de su pasado, el destino tiene otros planes para él.
Esta historia cuenta con profundo contenido moral y con una escritura exquisita que, con su maestría narrativa, logra que te sumerjas en la historia y te conectes emocionalmente con sus personajes.
México inicia un nuevo ciclo encabezado por Claudia Sheinbaum y lleva como lastre la consolidación de los carteles del narco en el país, el presunto vínculo con el gobierno, la producción desmedida del fentanilo, la creciente corrupción y la escandalosa cifra de 199 mil 619 personas asesinadas durante el pasado sexenio, un promedio de 94 asesinatos por día, la cifra más alta en la historia reciente del país. De acuerdo con el Inegi aún falta consolidar la cifra de homicidios ocurridos en 2024, por lo que es altamente probable que, una vez que ello ocurra, el sexenio que recién termina supere los 200 mil asesinatos. Estos ríos de violencia, muerte y corrupción han llamado la atención del próximo Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que el 20 de enero de este año rendirá protesta y que ha calificado como terroristas a los carteles del narco en México, amagando con una posible invasión a nuestro territorio nacional.
¡Diles que no me maten! es un claro ejemplo de cómo las decisiones del pasado pueden tener consecuencias impredecibles en el futuro. Así lo estamos atestiguando en este nuevo sexenio. Los errores y abusos del pasado gobierno nos van a cobrar factura.
Este cuento nos sirve de reflexión sobre la justicia, la venganza y el poder del perdón.
Al final nuestro país enfrentará una etapa que provocará una incertidumbre que se irá apaciguando. Al igual que la trágica muerte de Juvencio. Su hijo Justino lo echó encima del burro. Lo apretó bien al aparejo para que no se fuese a caer por el camino. Le metió la cabeza dentro de un costal para que no diera mala impresión. Y luego le hizo pelos al burro y se fueron con tiempo para arreglar el velorio del difunto.
—Tu nuera y los nietos te extrañarán —iba diciéndole—.
Te mirarán a la cara y creerán que no eres tú. Se les afigurará que te ha comido el coyote, cuando te vean con esa cara tan llena de boquetes por tanto tiro de gracia como te dieron.
México adquiere una dimensión existencial ante las amenazas de Donald Trump. Igual que en “¡Diles que no me maten!” México está frente al riesgo de perder su soberanía y es entonces que, ante esta intimidación, nuestra libertad adquiere sentido.
La suerte de nuestro pasado se convierte en la penitencia del presente.