Como cada año el FICG nos sorprende y entusiasma con un joya histórica del baúl de los recuerdos del cine. En años pasados vivimos con emoción las proyecciones de las películas silentes El acorazado Potemkin de Sergei Eisenstein y Napoleón de Abel Gance, acompañadas por la orquesta sinfónica. En este año el homenaje a la historia del cine es doble ya que podremos ver la película restaurada Nazarín de Luis Buñuel de 1959 y una espléndida exhibición de fotografías fijas que Manuel Álvarez Bravo tomó durante la realización del filme. Así “la imagen en movimiento” dialogará con la imagen fija y la visión de un poeta y maestro de la fotografía como lo fue Álvarez Bravo. Y digo diálogo ya que, según he leído, es la primera vez que se puede disfrutar “en paralelo” las visiones de tres grandes maestros: Luis Buñuel como realizador, Gabriel Figueroa como cinefotógrafo y Manuel Álvarez Bravo como fotógrafo de foto fija de Nazarín.
Detrás de la hazaña hay, además, varias historias y anécdotas ricas por conocer. Empezando con la película Nazarín, que, basada en un texto del español Pérez Galdós, Buñuel pretendía rodar en España. Sin embargo, encontró resistencia ya que el gobierno franquista la encontró demasiado brutal y pesimista con la iglesia católica y la sociedad. Buñuel la trasladó a México, pero a un México con “aspecto español”, acentuado por las locaciones, la dirección de arte, los actores Francisco Rabal, Marga López y Rita Mancedo y la estética visual de Gabriel Figueroa. El productor yucateco Manuel Barbachano inscribió el filme al Festival Internacional de Cine de Cannes donde el realizador estadounidense John Huston tuvo que intervenir para que se exhibiera y Nazarín que resultó ganadora del gran premio internacional. La versión que veremos en el FICG 39 es el resultado de una exhaustiva restauración realizada por la Cineteca Nacional en el año 2019.
También la exposición de fotografía “Nazarín. Manuel Álvarez Bravo. Luis Buñuel” tiene su historia. Como apasionado cinéfilo Álvarez Bravo cofundó un cineclub, conoció a Buñuel, Gabriel Figueroa y acompañó a Sergei Eisenstein en varias locaciones del rodaje de ¡Qué viva México!. Después de ingresar al Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica (STIC) como “foto-fijas” o stillmen, trabajó en un buen número de películas. Cuando en 1945 se fundó una nueva sección del Sindicato (STPC), Álvarez Bravo presentó su candidatura al puesto de cinefotógrafo pero fue rechazado por votación de la mayoría y en contra del apoyo de Gabriel Figueroa y Alex Philips.
Lo que relato en los párrafos anteriores está basado en escritos de la fundación Televisa propietaria del resguardo del material y los derechos de Nazarín y según leo, los rollos con las fotos fijas de la película se encontraron por casualidad en cajas durante la búsqueda de material para una exposición. A partir de 2019 la exhibición “Nazarín. Buñuel y Álvarez Bravo ha recorrido varios museos y festivales antes de convertirse en uno de los atractivos del FICG 39 en Guadalajara.