Cultura

Alcarràs en época de cambios

  • La pantalla del siglo
  • Alcarràs  en época de cambios
  • Annemarie Meier

La película **Alcarràs de la realizadora catalana Carla Simón, ganadora del Oso de Oro en el festival de Berlín en 2022, es un filme fuera de serie. Lejos de convenciones narrativas y estéticas del cine de ficción le toma el pulso a la vida diaria de una familia del campo catalán para narrar una historia sencilla que, sin embargo, habla de un profundo drama social. Al estilo del neorrealismo italiano la realizadora se nutrió de la realidad y sus conocimientos locales para describir como viven y trabajan las familias que se dedican al cultivo de árboles frutales desde hace varias generaciones. Sobre esa base documental la realizadora desarrolla el conflicto de una familia cuya plantación de melocotones será destruida para abrir espacio a un parque de paneles solares que les quitará no sólo la subsistencia sino el único modo de vida y trabajo que conocen.

El filme empieza con un grupo de niños que juegan a ser astronautas en un coche abandonado y destartalado. La leader del grupito es la hija menor de Quimet, un hombre tosco y muy trabajador que siente que carga en sus hombros el destino de todo la familia. Su esposa, el hijo mayor, una hija adolescente y los padres ancianos no sólo apoyan los labores del campo, el huerto y la casa, sino que mantienen unida y trabajando una empresa familiar que los mantiene a todos. La familia y cada uno de sus miembros, son los protagonistas del filme. Son ellos, como conjunto pero también como parte de una generación y como individuos, los que tejen el relato básico pero también las pequeñas historias de **Alcarràs, un municipio de la provincia de Lérida en Cataluña.

Así como el filme muestra que los niños se dedican al juego, también describe como los adultos trabajan y los ancianos colaboran en la horticultura. Las grandes extensiones de melocotoneros, los maizales y los huertos necesitan atención todo el año y en época de cosecha se busca el apoyo de familiares y migrantes africanos. El trabajo, la convivencia, las comidas y fiestas del pueblo estructuran las estaciones y se viven con alegría. Pero también con roces y tristeza, ya que todos están conscientes que con el fin del cultivo del melocotón, su vida cambiará. Cada personaje, desde los niños hasta los abuelos, perciben los tiempos de cambio y reaccionan con inseguridad, tristeza, coraje y pequeños pero importantes, actos de rebeldía.

La película **Alcarràs no necesita ni analizarse ni interpretarse. El filme trasmite su mensaje a través de la forma misma. Al describir a detalle y a manera de un documental con actores no profesionales, nos parece decir: Observa como viven, como se la pasan trabajando, como su día a día depende de las plantas que cultivan y de la tierra que los alimenta. También observa como cada generación tiene sus metas, estilos de vida y anhelos. Y como todos dependen de la economía y política de España que le apuesta a las energías limpias pero abandona el campo y la gente que vive de él. Obvio que los pequeños agricultores se rebelan contra el Estado que no los apoya para seguir cultivando y viviendo de la tierra. **Alcarràs observa y narra un drama familiar y muchos “pequeños” dramas individuales. Pero también habla de una región y un país

que atraviesa un profundo cambio cuyo desenlace – si lo hubiera - es incierto. El filme de Carla Simón no lo ofrece.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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