Amalia, una mujer de 62 años tenía ya mucho tiempo haciendo lo imposible por apoyar a su hijo Juan Carlos con una enfermedad que se apodera -a pasos agigantados- de la sociedad global: La drogadicción.
El hombre de 36 años entraba y salía de los anexos, al menos así lo relataron sus vecinos. Y su madre ahí, siempre al pie del cañón con su hijo.
Las recaídas eran comunes y cada vez más impactantes, hasta esa noche del cuatro de junio, hace apenas unos días, cerca de las 10 de la noche, Juan Carlos -en pleno estado psicótico- entró en una crisis por falta de estupefacientes y le pidió dinero a su madre para comprar drogas, la mujer cansada y sin dinero, por cierto, le negó el recurso y ese fue el motivo para que Juan Carlos la golpeara en la cabeza en varias ocasiones con un martillo hasta quitarle la vida.
Al ver lo ocurrido, el hombre corrió a una tienda cercana por auxilio, ahí dijo que su madre había muerto por causas naturales dentro de su domicilio en la calle Cinco de Mayo de la colonia Centenario de Gómez Palacio.
Los vecinos al escuchar los gritos de Juan Carlos, en evidente estado de intoxicación, entraron a la vivienda y encontraron a la mujer sin vida y con visibles huellas de violencia en el rostro, llamaron al número de emergencia, los paramédicos de la Cruz Roja ya nada pudieron hacer cuando llegaron al domicilio pues Juan Carlos había matado a su propia madre porque no le quiso dar dinero para comprar drogas.
Ahora mismo este hombre fue vinculado a proceso por el delito de feminicidio, el Juez de Control y Enjuiciamiento ordenó como medida cautelar la prisión preventiva durante el auto de vinculación.
No me quiero imaginar lo que experimentó Juan Carlos cuando las drogas abandonaron su cuerpo, solo de pensarlo se me eriza la piel:
En medio de un "mal viaje" producido por una sustancia tóxica, haberle quitado la vida a tu propia madre y con un martillo, seguramente es un estigma que te perseguirá por los restos. Insisto, día con día las drogas químicas, principalmente las metanfetaminas están llegando a más públicos, niños, jóvenes y adultos que caen en las adicciones, por desgracia de muy fácil acceso, todo esto en medio de una grieta enorme en las políticas públicas, es decir, no existen programas del gobierno que ayuden a controlar el consumo cada vez más creciente en la sociedad.
Una mujer sin vida, un hijo preso por haberle quitado la vida a su madre y probablemente de esto jamás, jamás se dio cuenta.
angel.carrillo@multimedios.com
