En diversos países del mundo, como en México, se ha identificado que muchos estudiantes no aprenden a leer y escribir en el momento en que corresponde a su desarrollo educativo. En su informe del ciclo escolar 2023-2024, la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) encontró que, en tercer grado, uno de cada tres niños y niñas presentó dificultades graves de comprensión lectora y más de la mitad no logró identificar información básica en los textos.
Por fortuna, el gobierno de México ha dado un paso firme hacia el fortalecimiento de los aprendizajes fundamentales con la presentación del Programa Sectorial de Educación (PSE) 2025–2030, que pone a la alfabetización en el corazón del sistema educativo mexicano.
Otorgar a la lectura y a la escritura un espacio explícito y prioritario en las líneas de acción del sector es, sin duda, un paso relevante para el desarrollo pleno de las niñas y los niños en el país.
Como ha señalado la Unesco en diversos informes, la alfabetización inicial es la base sobre la cual se construyen todos los demás aprendizajes.
El PSE, elaborado por la Secretaría de Educación Pública (SEP), no se limita a diagnosticar el problema, propone rutas de acción concretas para traducir los principios de la Nueva Escuela Mexicana en prácticas cotidianas dentro del aula. La lectura y la escritura pasan a convertirse en ejes centrales del aprendizaje.
Además de garantizar el acceso y la permanencia en la escuela, el PSE enfatiza la necesidad de asegurar aprendizajes significativos, especialmente en lectura, escritura y pensamiento matemático. Esta visión está alineada con los compromisos internacionales asumidos por México con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 de la Agenda 2030, que promueve una educación inclusiva, equitativa y de calidad.
Desde hace un par de años, se vienen implementando iniciativas que refuerzan la enseñanza de la lectura y la escritura en los primeros grados en varios estados. Con el acompañamiento de la Unesco y organizaciones especializadas, estas acciones han demostrado que el progreso sostenible se construye desde las aulas, con acompañamiento docente, materiales adecuados y la participación activa de las comunidades. Así, ya se han beneficiado 1.1 millón de estudiantes, 50 mil docentes y 17 mil escuelas públicas.
El PSE abre la puerta a una nueva etapa de cooperación técnica, que puede traducirse en acompañamiento a los estados, intercambio de buenas prácticas y desarrollo de herramientas pedagógicas basadas en evidencia. Para lograrlo será necesario contar con recursos financieros sostenidos, mecanismos de seguimiento sólidos y una coordinación interinstitucional permanente.
Ahora queda el reto de una efectiva implementación del PSE. La experiencia internacional muestra que los mejores resultados se logran cuando la alfabetización se aborda como una responsabilidad colectiva.
En ese sentido, la Unesco propone fortalecer tres dimensiones clave: la formación docente, la disponibilidad de materiales pertinentes y la evaluación continua de los avances.
Garantizar que cada niña y cada niño en México aprendan a leer y escribir en los primeros años de su vida escolar no es solo una meta educativa: es un imperativo político y social necesario para la transformación del país.